Decenas de escolares permanecen sepultados con vida entre los cascotes del internado derruído en el terremoto
La policía turca reprime las protestas por la falta de ayuda tras el seísmo
El terremoto en la provincia turca de Bingol ha tenido consecuencias imprevisibles. Las fuerzas del orden y los vecinos libraron ayer u
Cientos de personas se congregaron ayer por la mañana delante del edificio de la Gobernación para reclamar asistencia. En ese momento, un vehículo de la policía que trataba de abrirse paso arremetió contra la multitud atropellando a dos personas. En medio de una gran tensión, un grupo de soldados y agentes comenzó a disparar al aire para dispersar a los vecinos, que gritaban proclamas contra el Gobierno. Los manifestantes huyeron en un primer momento, pero después volvieron, y desafiando los disparos al aire, se enfrentaron a la polícia y lanzaron piedras contra los vehículos de las Fuerzas de Seguridad. En los incidentes, varias personas resultaron heridas. «Policía asesina, policía fuera», gritaba la muchedumbre. La tensión era tal que la policía optó por dispersar con tiros al aire a una multitud de personas que protestaban por la lentitud de la llegada de ayuda a la zona. Tras conocer estos incidentes, el jefe de la policía local, Nuri Ozdemir, fue destituido. Los vecinos pedían las ayudas después de que las autoridades les aconsejaran que no regresaran a sus viviendas ante el riesgo de que se produjesen réplicas del seísmo que ha acabado con la vida de 105 personas. Una veintena de edificios han quedado en ruinas, entre ellos una escuela donde aún permanecen sepultados un centenar de niños. Ayer a primera hora de la mañana fueron rescatados con vida siete niños y aún se oyen voces entre los escombros. Los equipos de rescate ayudados por perros adiestrados en la localización de personas trabajan con la esperanza de encontrar a los 80 alumnos que están enterrados entre los escombros. Los especialistas creen que se ha podido crear una bolsa de aire que permitirá a los escolares sobrevivir. Al ser un internado, posiblemente dispondrán de comida en las mesitas de noche de sus dormitorios, por lo que podrían resistir hasta 16 días si no fallecen a causa de la heridas. La provincia de Bingol, una región de montañas y bosques en las laderas, está principalmente poblada por kurdos. La zona ha quedado sin electricidad y los contactos telefónicos con las áreas más afectadas se han perdido. Los habitantes de la provincia de Bingol han pasado la noche a la intemperie o en tiendas de campaña improvisadas por ellos mismos ante el temor a nuevos movimientos sísmicos. Treinta horas después del terremoto, la ayuda prometida por Ankara no había llegado a su destino. «Los equipos de rescate trabajan muy bien, pero no puedo decir lo mismo de la Media Luna Roja (turca), que no nos ha dado ni una taza de té mientras estuvimos esperando durante toda la noche con el frío noticias de nuestros familiares», dijo un joven de 18 años delante de la escuela de Celtiksuyu, donde está atrapado uno de sus hermanos. Los terremotos son comunes en Turquía, un país atravesado por varias fallas sísmicas. Dos fuertes terremotos sacudieron en 1999 el noroeste del país, con un saldo de decenas de miles de muertos. El seísmo del jueves alcanzó una intensidad de 6,4 grados en la escala de Richter y duró 17 segundos.