Los británicos castigan a Blair en las urnas por la guerra
El primer ministro británico, Tony Blair, sufrió ayer las consecuencias del daño colateral producido por su posición beligerante en la guerra contra Irak. Se sabía que con medio país y medio partido en contra por su papel en la guerra, las elecciones municipales iban a ser el mayor desastre electoral laborista desde su llegada al poder, exactamente el día 1 de mayo de 1997. Así fue. Con una escasa participación electoral como viene siendo habitual en este tipo de elecciones -votó el 37% de los casi 40 millones de británicos con derecho a voto-, el Partido Laborista perdió 29 ayuntamientos en Inglaterra, así como el control en ciudades de fuerte tradición laborista como Birmingham, Bristol y Coventry, aunque fueron capaces de arrebatar el control a los conservadores en Plymouth. El resultado de las elecciones provocó reacciones en España, donde el Gobierno teme también ser castigado en las urnas por su apoyo a la guerra. Según el vicepresidente Rajoy, la razón del descalabro laborista es porque «el partido de Blair votó dividido sobre Irak».