Las fuerzas de la coalición tienen bajo su custodia a otros dos responsables del régimen de Sadam Huseín
Bush anuncia que la guerra contra el terror sigue tras acabar la lucha en Irak
George W. Bush no da por terminada su misión aunque sí la lucha armada en Irak. Tras anunciar el fin de las operaciones militares y la caída
Fue un golpe de efecto con fines claramente políticos. La imagen de Bush sobre el portaviones Abraham Lincoln, mimetizado entre los cientos de jóvenes pilotos y marinos será sin duda utilizada durante la campaña presidencial del 2004. Y las palabras con las que se dirigió a la nación en ese contexto triunfalista fueron estudiadas durante días para que no hubiera errores. Un exceso de prepotencia verbal en estos momentos en los que el mundo entero mira con suspicacia todos los movimientos norteamericanos hubiera sido fatal para su imagen internacional, según sus asesores. Sin embargo, el concepto norteamericano de moderación dista mucho del que tiene el resto del planeta y las palabras de Bush, cuyo principal objetivo era anunciar el fin de una primera fase militar en Irak, sonaron como una clara amenaza para países como Irán o Corea del Norte. «Los estados que apoyan el terrorismo y que desarrollan programas de armas de destrucción masiva son un grave peligro para el mundo civilizado y serán confrontados», afirmó. La semana pasada Irán fue definido como el país con las mayores conexiones terroristas del planeta y Corea del Norte está construyendo armas nucleares. «Nuestra nación tiene una misión: contestaremos a las amenazas contra nuestra seguridad y defenderemos la paz». Bush, que se cuidó mucho de anunciar el fin total de la guerra debido a los problemas legales que eso podría conllevarle -aún está interrogando a miles de prisioneros que deberían ser liberados si finalizara oficialmente el conflicto- también alabó el poder militar de su país. «Con armas de precisión podemos alcanzar objetivos militares sin que haya violencia directa contra civiles». Esta fue una de sus frases más aplaudidas, aunque hay que entender el contexto: en Estados Unidos el número de civiles muertos en la guerra de Irak es una cifra que la prensa elude constantemente. No ocurre lo mismo con las víctimas del 11-S, que fueron nuevamente recordadas con dramatismo por Bush, quien proclamó: «Los terroristas le declararon la guerra a Estados Unidos y guerra es lo que han conseguido». Y mientras Bush anunciaba el fin de las operaciones bélicas en Irak, dos fertes explosiones se registraron hoy en dos grandes depósitos de gasolina en una zona situada al sur de Bagdad, donde se teme que decenas de personas hayan muerto o resultado heridas. Según los testigos, centenares de iraquíes se acercaban cada día a los depósitos para sacar cantidades de gasolina debido a la escasez de combustible en las gasolineras y al caos que sufre el país desde la caída del régimen de Sadam Husein hace más de tres semanas. Pero otras fuentes no descartan que se traten de atentados cometidos por los fieles a Sadam. Las fuerzas de la coalición tienen bajo su custodia a otros dos ex responsables iraquíes que figuraban en la lista de los 55 hombres más buscados. Son Abd al Tawab Mulá Huwaysh, director de la Oficina de Industrialización Militar que ocupaba el número 16 de lista, y Taha Muhyl al Din Maruf, vicepresidente y miembro del Consejo de Mando de la Revolución, número 42 de la lista. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, afirmó ayer que «es un error pensar que Irak vive en un ambiente plenamente seguro y pacífico» por lo que las tropas deben seguir en Irak «el tiempo que sea necesario». Paul Bremer, un diplomático ultraconservador amigo de Reagan, experto en terrorismo y ex asesor de Henry Kissinger, será la máxima autoridad encargada de la reconstrucción de Irak.