La Europa de la paz

Después de la tempestad viene la calma. Después de la guerra en Irak mucho habrá que trabajar para conseguir un orden mínimo en todos campos donde el consenso y el entendimiento han saltado por los aires. Sobre el terreno iraquí todavía reina un cierto caos y la población sufre las consecuencias de una intervención militar que ha depuesto un orden dictatorial, sanguinario y deleznable pero que no lo ha sustituido por otro que garantice las más mínimas necesidades básicas de alimentos, luz, agua y, lo que más huella deja una vez sorteada la muerte, la dignidad personal. Las negociaciones siguen su curso y las propuestas son variadas pero complicadas de ejecutar. La gran baza para poder justificar, en un presente y en un futuro cercano, la idoneidad del derribo por la fuerza del régimen de Sadam Husein es la puesta en marcha de la Hoja de Ruta para conseguir la paz entre israelíes y palestinos. Hay muchas esperanzas depositadas en el nuevo impulso al proceso de paz que Estados Unidos se ha comprometido a dar tras su victoria en Irak. También hay muchas dudas de que el calendario electoral que comienza dentro de siete meses para la reelección de George W. Bush condicione cualquier iniciativa y los alfiles Blair y Aznar sean sacrificados en beneficio de que el dirigente del nuevo imperio revalide su puesto en el despacho oval. Lo paradójico es que el protagonismo de los que pretenden impedir que llegue la paz no la tienen exclusivamente los terroristas suicidas palestinos-británicos, sino las operaciones de represión criminal del ejército israelí en los territorios ocupados. Es intolerable que los que tienen las armas maten periodistas con total impunidad, como ayer. De momento, los europeos intentan zanjar las graves divisiones internas causadas por la guerra de Irak y se han dotado de una «verdadera doctrina de Defensa europea». Una iniciativa interesante que se quedará en papel mojado si no se acompaña del incremento presupuestario correspondiente y necesario. Mucho tendrá que presionar Estados Unidos a Sharon para que el proceso de paz vaya en serio en colaboración con la Unión Europea, que debe jugar un papel protagonista. El gran reto mundial es desplegar la diplomacia para ganar la paz, si la superpotencia se lo propone. Ojalá que se oigan y se escuchen los llamamientos por la paz realizados por el Papa en España.