Estados Unidos empezará a presionar a Corea del Norte

La Administración Bush ha tomado una decisión salomónica con respecto a la estrategia a seguir con Corea del Norte: no se inclinará sólo por negociar, como quiere el Departamento de Estado, ni únicamente por imponer grandes sanciones económicas, como lo ha solicitado el Pentágono. En su lugar, se decantará por una vía intermedia en la que combinará ambas opciones, con la aquiescencia de los países vecinos. Así lo decidió ayer el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, tras una reunión que mantuvo con sus principales asesores en política exterior. Desde que Corea del Norte declaró que posee armas nucleares durante las negociaciones del el mes pasado en China con EE.UU., el ala más radical de la Casa Blanca, generalmente representada en el Departamento de Defensa, expresó su preferencia por no seguir hablando con Pyongyang y mantener una postura de fuerza. Ahora, además de favorecer más negociaciones que además incluyan la presencia de Japón y Corea del Sur, EE.UU. comenzará a apretar las tuercas al país asiático, según palabras de la Administración, vigilando más de cerca las actividades comerciales y tratando de desmantelar tanto la venta de misiles como las redes de tráfico de drogas que supuestamente favorece el Gobierno norcoreano para procurarse una lucrativa fuente de ingresos.