Rumsfeld vendió reactores nucleares a Corea del Norte

Bajo el título Las dos caras de Rumsfeld, el diario británico The Guardian publica en detalle cómo el hoy número uno del Pentágono fue director no ejecutivo de la empresa entre 1991 y 2001, cuando la abandonó para sumarse a la Administración Bush. En el año 2000, al empresa para la que trabajaba vendió reactores nucleares ligeros a Corea del Norte. Rumsfeld ganaba en la empresa más de 190.000 dólares al año. La venta de los reactores formaba parte de la política del entonces presidente Bill Clinton de atraer al régimen de Corea del Norte hacia occidente mediante contrapartidas económicas. El consejero delegado de ABB, Goran Lindahl, visitó Corea del Norte en noviembre de 1999 y anunció un acuerdo de cooperación con el Gobierno comunista. El trato se firmó un año después. Unos meses después de ocupar el poder en Washington, Bush terminó con el intento de acercar posturas con Pyongyang que había iniciado su predecesor, pero el proyecto de ABB siguió adelante. El tipo de reactores que vendió la compañía produce plutonio que debe ser refinado antes de usarse para armamento. Un congresista estadounidense crítico con Pyongyang calificó los reactores de «fábrica de bombas nucleares». Por su parte, Irán rechazó ayer firmemente las acusaciones de Estados Unidos sobre su programa nuclear y prometió una plena y total cooperación con la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), tras una reunión preparatoria a la conferencia de revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear en Ginebra. El director general de asuntos políticos internacionales en el Ministerio iraní de Asuntos Exteriores, Amir Zamaninia, acusó a su vez a Estados Unidos de «prejuzgar» los resultados de la investigación que la Agencia Internacional para la Energía Atómica debe realizar de aquí a finales de junio. También afirmó que Estados Unidos deseaba «crear un estado de crisis acerca del programa (nuclear) de Irán» durante esta reunión de dos semanas. Asimismo, advirtió de que años de presiones internacionales sobre el régimen iraní habían creado «una mentalidad de desconfianza y de prudencia» en Teherán. «Estamos decididos, porque no tenemos nada que esconder, a cooperar estrechamente con la AIEA, de forma transparente, para demostrar a todos la naturaleza pacífica de nuestro programa nuclear», afirmó el representante iraní. La Casa Blanca afirmó ayer que desea un «régimen riguroso de inspecciones por parte de la AIEA del programa nuclear iraní». Washington sospecha que Teherán haya acelerado su programa nuclear militar en violación a las normas del Tratado de no Proliferación nuclear.