Cerrar

El siniestro pudo deberse a un fallo del sistema de presurización cuando la aeronave sobrevolaba el Congo

Parte del pasaje muere succionado al abrirse en vuelo las puertas del avión

Parte de los pasajeros de un vuelo entre Kinshasa y Lubumbashi (República Democrática del Congo) desaparecieron ayer al abrirse en el aire

Un avión Ilyushin 76, similar al que sufrió el accidente ayer cuando sobrevolaba el Congo

Publicado por
Nikola Vadjon - KINSHASA.
León

Creado:

Actualizado:

La tragedia sobrevino el jueves por la noche. Apenas 45 minutos después de despegar del aeropuerto de Kinshasa, las puertas del aparato se abrieron, incluyendo la rampa trasera, por un fallo en el sistema de presurización. En ese momento el avión, un chárter militar, sobrevolaba la provincia de Kasai, en la República Democrática del Congo, a unos 2.200 metros de altura. La mayor parte de los pasajeros, quizá entre 150 y 160 personas, cayeron al vacío del avión en el que viajaban desde Kinshasa hasta Lubumbashi. Militares del aeropuerto congoleño sostienen incluso que podrían haber caído a tierra hasta 280 pasajeros, pues muchas personas suelen intentar viajar gratis en este tipo de vuelos y el avión, usado para el transporte de carga además de pasajeros, «estaba como una lata de sardinas» cuando abandonó el aeropuerto de Kinshasa. El hecho de que el accidente ocurriese a baja altura cuando el avión sobrevolaba la jungla indica que iba sobrecargado y, según algunas fuentes, el aparato llevaba dentro al menos un vehículo. Un hombre que sobrevivió al accidente relató de forma escalofriante su experiencia: «Yo estaba dormido y me despertaron los gritos de la gente. Cuando me desperté el piloto dijo que debíamos ponernos en la parte delantera del avión; ya sólo quedábamos aproximadamente unos 40, pero la gente siguió muriendo... Al final, sólo había unos 20 supervivientes». Según otro de los supervivientes, un policía internado en un hospital de Kinshasa, 45 minutos después del despegue «el avión se estremeció, hubo un silbido y la puerta se desprendió». «El avión sufrió fuertes sacudidas, de un lado al otro, y la gente comenzó a caer al vacío», contó el agente, que no quiso identificarse. Según este superviviente, sólo los pasajeros que tuvieron el reflejo de agarrarse de las cuerdas que se extienden a lo largo del interior del avión se salvaron mientras que el resto, entre los cuales había muchos niños y mujeres, se fueron al vacío. También un responsable de la pequeña compañía de aviación de Lubumbashi informó de que «muchas personas» fueron «succionadas» y que los pasajeros «cayeron al vacío desde el Iliuchin 76». El trabajador aseguró además que el aparato logró aterrizar en el aeropuerto de Kinshasa sin problema, lugar al que pusieron rumbo los pilotos inmediatamente después de que se produjera el siniestro tras hacerse con el control del aparato. Los pasajeros eran militares o civiles que querían viajar a precios muy bajos. Los aparatos de tipo Iliuchin disponen de una puerta en la parte trasera del avión que forma una rampa que baja hasta el suelo para permitir la entrada de vehículos y carga pesada y los pasajeros se sientan en sillas colocadas con las espaldas contra las paredes en ambos lados del avión. Al cierre de esta edición no se podía precisar aún el número exacto de personas que viajaba a bordo del aparato. La confusión aumentó cuando el ministro de Información del Congo, Kikaya Bin Karubi, declaró: «Siete personas han sido succionadas» al abrirse la rampa trasera del avión. «En medio de la noche, la puerta trasera del Iliuchin 76 se abrió brutalmente y siete personas fueron succionadas al exterior. Eso es lo que nos ha dicho el Ejército del Aire», declaró el ministro. «Las personas que quedaron en el interior corrieron para protegerse en la parte delantera y estuvieron en el cabina hasta el aterrizaje del avión», relató Karubi. Sin embargo, una fuente militar había informado previamente desde el aeropuerto de Kinshasa de 160 pasajeros desaparecidos. Interrogado sobre las diferencias entre los dos balances, Bin Karubi anunció que se ha abierto una investigación para determinar las circunstancias del accidente y el balance exacto de las víctimas, aunque expresó su «esperanza de que no aumente». El vuelo chárter llevaba a policías de una unidad de intervención rápida y un grupo de soldados, junto con sus familiares, hacia Lubumbashi, en el sudeste de la RDC, cerca de la frontera con Zambia, y a 2.000 kilómetros de Kinshasa. Por el momento no ha habido ninguna declaración oficial sobre el accidente. Los accidentes de aviones soviéticos, especialmente los Antónov, son frecuentes en países africanos debido al deficiente estado de mantenimiento técnico. El accidente más grave ocurrió en Kinshasa el 8 de enero de 1996, cuando un Antónov-32 sobrecargado no consiguió despegar y atravesó un mercadillo ilegal situado al final de la pista, en el que había ese día más de 20.000 personas. El avión, que transportaba armas para los rebeldes angoleños de Unita, explotó y mató a 365 personas, según el balance oficial, 800 según una ONG.