Al Qaida reaparece golpeando a EE.UU. con tres atentados suicidas en Arabia Saudí

Al saldo de víctimas civiles hay que sumar el de los nueve kamikazes que conducían tres furgonetas cargadas de explosivos, según el balance facilitado por el Ministerio del Interior saudí, a través de la agencia oficial SPA. Según estas cifras, siete de las víctimas son estadounidenses, que murieron en el ataque contra el complejo de la sociedad estadounidense Vinell, junto a un saudí.Dos saudíes murieron en el ataque contra el tercer complejo, Al Jadual. Entre los fallecidos hay también dos niños jordanos -a los que hay que sumar tres adultos, según Amán-, cuatro saudíes, dos filipinos, un libanés y un suizo, que se encontraban en el complejo residencial de Al Hamra. El Departamento de Estado norteamericano llegó a hablar horas después de los atentados de 91 muertos, pero poco después rectificó admitiendo que las cifras saudíes se aproximaban más a la realidad. Entre los heridos hay un ciudadano español de origen venezolano que recibió un impacto en un ojo, pero sólo precisa una intervención menor, según explicó el embajador español en Riad, Ramón Ansoain. Hace sólo una semana, las autoridades saudíes anunciaron el lanzamiento de una operación antiterrorista en la que buscaban a 19 personas tras encontrar un arsenal de armamento y municiones. Se trata del atentado más grave contra intereses occidentales en territorio saudí desde el 25 de junio de 1996, cuando un camión cargado de explosivos explotó a la entrada de la base estadounidense de Jobar, cerca de la ciudad de Dharan (este), matando a 19 estadounidenses y provocando 386 heridos. La sombra de Bin Laden Tanto Colin Powell como el presidente norteamericano, George Bush, no vacilaron en apuntar a la red terrorista internacional Al Qaida -cuyo líder es Osama Bin Laden- como responsable de la masacre. Una persona presentada como un responsable de Al Qaida, Abú Mohamed al Ablaj, afirmó que la red «planificaba desde hace tiempo operaciones de envergadura en el Golfo donde tiene almacenadas grandes cantidades de armas y explosivos», cuando fue preguntado por el rotativo por correo electrónico. El texto íntegro de este mensaje será publicado el viernes por el semanario, editado en Londres. Poco después de los ataques, el ministro saudí de Interior, príncipe Nayef bin Abdelaziz, aseguró que los suicidas eran miembros de Al Qaida. Sin embargo, hasta el momento ninguna organización ha asumido la responsabilidad de los atentados, los más sangrientos sufridos por Arabia Saudí desde que en 1996 fuera atacada en la ciudad oriental de Al-Jobar una residencia militar norteamericana. No obstante, la teoría más extendida es que los atentados son un macabro recordatorio de Al Qaida con el que quiere demostrar que 20 meses después de que Estados Unidos iniciara su guerra contra el terrorismo para extirparla, todavía sigue operativa. Por ello habrían elegido un lugar y una fecha significativa: ayer el mundo musulmán celebra la fiesta del nacimiento de su profeta Mahoma, día también en el que una representante del «gran Satán» (EE.UU.) pisa la tierra más sagrada del Islám. En Arabia Saudí se encuentran los santuarios de La Meca y Medina, y Al Qaida ha avisado en numerosas ocasiones que su lucha persigue la salida de los infieles norteamericanos de las tierras musulmanas más santas. «Los ataques demuestran el fracaso de la política antiterrorista de Estados Unidos, particularmente contra Al Qaida y su líder Bin Laden», a quien Arabia Saudí retiró la nacionalidad, dijo Mohamed Salah, experto en grupos radicales islámicos. El analista egipcio subrayó que, después del atentado, no existe duda de que la organización se ha reorganizado tras soportar la campaña militar y policial contra sus militantes y sus infraestructuras en Afganistán y otros puntos del planeta.