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El ex presidente, desahuciado en las encuestas, renuncia a presentarse a las elecciones del domingo

Menem abandona y convierte a Kirchner en presidente de Argentina

Exactamente a las cuatro y media de la tarde, hora argentina, el ex presidente Carlos Menem firmó la renuncia a su candidatura a la presidencia.

Carlos Menem saluda a sus seguidores desde una ventana del Hotel Presidente de Buenos Aires

Publicado por
Agustín Bottinelli Corresponsal del BUENOS AIRES.
León

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No habrá balotaje en la quinta provincia gallega que ya tiene, oficialmente, un nuevo presidente para los próximos cuatro años, Néstor Kirchner, que asumirá el mando del país el próximo 25 de mayo. La aplastante derrota que le auguran al ex presidente todas las encuestas parece ser el principal motivo de esta decisión. Menem deja así el camino libre a Kircher para convertirse en el nuevo presidente de los argentinos sin tener que batirse otra vez en las urnas. A la mañana temprano y como si de un señor feudal con su corte a cuestas se tratara, Carlos Menem mudó su circo a su provincia natal, La Rioja, sin querer definir si sigue hacia el balotaje o renuncia a la candidatura presidencial. Se anuncian conferencias a una hora y luego se anuncia su postergación; se asegura que ha grabado un mensaje que será emitido por televisión y luego todo queda en un rumor; incluso algunos medios hasta leyeron dos folios de una carta que aseguraban había escrito el ex presidente que luego fue desmentida por uno de sus voceros de prensa. Varios aviones privados partieron del aeroparque de la ciudad de Buenos Aires rumbo a La Rioja. Allí viajaban miembros de los dos bandos que pujan por convencer a Menem. El candidato a vicepresidente, Juan Carlos Romero, su hermano, el senador Eduardo Menem y el hijo de éste, el diputado Adrian Menem, que son los que más hicieron para que renunciara a la candidatura, se cruzaron duros insultos con el millonario Francisco de Narvaez, el ex comisario Luis Patti y el confidente Alberto Kohan. Pero el jefe tomó la decisión en solitario, sopesando, seguramente, que sus pactos con el presidente Duhalde se seguirían respetando. Menem quiere inmunidad jurídica ante un Kirchner que ya amenazó con investigarlo por varios episodios de corrupción. Mientras Menem decidía, el país esperaba y algunos líderes políticos, hartos de esta farsa ridícula, salían al cruce sin aguardar la definición. Tal el caso de Ricardo López Murphy, el tercero en las elecciones del 27 de abril pasado que con gesto de rabia leyó un documento y declaró: «El daño ya está hecho. Nos sentimos heridos y avergonzados por la conducta, actitudes y la forma en que se desempeñan los que protagonizan el proceso político. Queremos que le quede claro que no nos vamos a dejar envolver en el arreglo. Carlos Menem y Eduardo Duhalde negociaron otra vez, la culpa es de los dos». El colmo de la burla llegó cuando una versión indicaba que Menem se había ido a jugar al golf y a comer a casa de un empresario amigo en las afuera de la capital riojana. Pero ya había dejado firmada su renuncia que no entregaron hasta que comenzó la conferencia de Kirchner. Una vez más, lo peor de la clase dirigente argentina, ponía en vilo a una sociedad hastiada de soportar este juego de poderes subterráneos y pactos de impunidad para esconder el robo y la rapiña a la que sometieron y someten al país.

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