Diario de León

Los terroristas islámicos, que utilizaron hombres bomba, coches cargados de explosivos y granadas, actuaron con perfecta sincronización

Mueren dos españoles en la masacre de Casablanca

Sobrecogedora. Es la situación que vivió ayer Casablanca tras los sangrientos atentados cometidos en la noche

Publicado por
P. Soto Especial para RABAT.
León

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Entre los muertos en el atentado de la Casa de España se encuentran dos españoles, un empresario catalán, Manuel Albiac, y un ciudadano de origen almeriense que residía en Marruecos, Francisco Abad. Otros cuatro ciudadanos españoles han sufrido heridas de diversa consideración: Joan Alie Maciá, vicepresidente de la Casa de Cataluña en Casablanca, sufre graves quemaduras y se encuentra a la espera de ser repatriado; José Antonio Relinque Caro, camionero, está ingresado en la UCI de un hospital de Casablanca con graves heridas en una pierna; José Manuel Díez Ochoa, de Algeciras (Cádiz), también camionero, y Francisca Mariscal Duarte, residente en Casablanca, sufrieron lesiones menos graves. Otro ciudadano español, Domingo Mateu Taixieira, camionero de profesión y originario de Irún, se encuentra desparecido. Pese a que la Casa de España -un club social muy emblemático y conocido, sobre todo, por su restaurante- sufrió el ataque más sangriento de los cinco que sacudieron Casablanca, la mayoría de las víctimas son de nacionalidad marroquí. Todos estaban en el restaurante,que albergaba a cientos de personas en el momento del atentado. La policía marroquí sigue la pista de la red terrorista Al Qaida en Marruecos como autora de los atentados de Casablanca. Los investigadores policiales señalaban ayer: «Estos atentados no han sido obra de un grupo terrorista incontrolado, sino de gente muy bien preparada, que contaba con suficiente material para cometer sus crímenes y el apoyo logístico necesario». El relato de los hechos lo prueba. Minutos después de las diez de la noche hora local de Marruecos (dos más en España), tres terroristas suicidas lograron acceder al recinto de la Casa de España tras degollar al vigilante del establecimiento «de manera limpia», es decir, sin que nadie se percatase del crimen. Dos de ellos entraron en el restaurante, que en esos momentos albergaba a más de cien personas que cenaban o jugaban al bingo, e hicieron estallar los explosivos que llevaban encima. El tercero detonó el artefacto que llevaba en el patio de la Cámara Española de Comercio, que ocupa el edificio colindante. De manera simultánea, otros grupos atentaron con coches bomba en los alrededores del Hotel Safir (situado en la parte árabe de la ciudad y que albergaba una reunión internacional antiterrorista) en las cercanías de las sedes del consulado de Bélgica y la Alianza israelí y en un cementerio judío. Los cinco objetivos están ubicados dentro del centro financiero de la ciudad, cerca de la Medina Antigua. Fuentes autorizadas relacionaron el sangriento atentado contra la Casa de España de Casablanca con la postura de hostilidad manifestada por ciertas corrientes islamistas violentas contra el apoyo del Gobierno de José María Aznar a la coalición angloamericana en el conflicto de Irak. Sería, por tanto, una «venganza del terrorismo islámico más sanguinario» contra un «símbolo» español en la capital económica de Marruecos. El resto de los objetivos elegidos por los terroristas suicidas parece tener una similar motivación. El pánico y la desolación recorrieron como un reguero de pólvora Marruecos. Muchos marroquíes y extranjeros residentes en el país no ocultaron su angustia y preocupación. El Gobierno marroquí, que puso en marcha una célula de crisis, condenó con dureza los atentados e hizo un llamamiento a la población y a la comunidad extranjera para mantener la calma. Los principales movimientos islamistas del país también se manifestaron en contra de la mataza de Casablanca y expresaron su solidaridad con las víctimas y sus familias. Mientras, los responsables de las legaciones diplomáticas extranjeras esperan órdenes de sus gobiernos para proteger a sus ciudadanos e intereses en Marruecos.

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