Néstor Kirchner genera conflictos con el FMI y las Fuerzas Armadas horas antes de ser presidente

Hoy los argentinos vivirán un día muy especial, Néstor Kirchner, el cuarto presidente elegido por sufragio popular desde el regreso a la democracia, asumirá el gobierno aunque no sin generar varios conflictos internos y externos. Mientras, Eduardo Duhalde eligió que su última actividad como presidente saliente sea inédita, para lo cual ha organizado una comida junto al cubano Fidel Castro, el venezolano Hugo Chávez, Lula y los otros nueve jefes de Estado latinoamericanos presentes, además del Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón. Por supuesto Duhalde ocupará la cabecera, acompañado por su esposa, Chiche. Antes de asumir la presidencia, Kirchner ha hecho pública una decisión que ha obligado a su ministro de Economía, Roberto Lavagna, a tener que pedir perdón al Fondo Monetario Internacional (FMI) por no vetar la suspensión de las ejecuciones hipotecarias, una ley que permite a los bancos rematar las propiedades de sus deudores. «En estos casos de incumplimiento corresponde pedir un waiver (perdón). Ahora el FMI sabrá si lo otorga o no», tuvo que admitir el propio Lavagna. El ministro de Economía reconoció que, al no vetarse la suspensión de los remates, «se incumplió» con una de las metas acordadas con el FMI en enero pasado. Es decir, antes de comenzar a negociar, ya se incumple con uno de los puntos firmados en el documento que sirvió para aplazar los pagos del vencimiento de la deuda externa. «Tal vez el Fondo crea que eso es un mal antecedente para el cumplimiento de pautas futuras» se quejó Lavagna. En el terreno interior, otra decisión de Kirchner ha generado un sismo en la Fuerzas Armadas. El que partir de hoy será el nuevo mandatario argentino, quiere que los mandos de las tres fuerzas Ejército, Armada y Aeronáutica, queden en manos del general de Brigada, Roberto Fernando; el contralmirante Jorge Omar Godoy y el brigadier Carlos Alberto Rohde. Estos tres oficiales desempeñan o desempeñaron sus funciones en la patagonia y tuvieron trato directo con Kirchner. Pero para que esto sea posible deben pasar a retiro a 27 generales, a 13 almirantes y 12 brigadieres. Significará el retiro del 75% del actual generalato, el 50% del almirantazgo y el 50% de los brigadieres, por lo que se pondría en marcha la más profunda purga en el sector desde que, en 1983, se recuperó la vigencia de las instituciones. Kirchner quiere hacer notar su poder ante un ejército devaluado y sin peso político alguno.