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La Convención de Giscard D'Estaing no tiene en cuenta las principales demandas españolas

La Constitución europea rebaja el poder de España en la nueva UE

Se imponen las tesis de los socios fundadores: Francia, Alemania, Italia y el Benelux

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Domingos Sampedro - corresponsal | bruselas
León

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Las doce personas que integran el presidium de la Convención Europea, el órgano que prepara la reforma de las instituciones comunitarias, alcanzaron ayer un principio de acuerdo en torno a los artículos más polémicos que deberá contener la futura Constitución de la UE: los que hacen referencia al reparto de poder entre Estados. El compromiso consiste en prorrogar hasta el año 2009 el peso que cada país posee en el Consejo y en salvaguardar el principio de que cada capital pueda nombrar un comisario. La acogida brindada por los 105 convencionales fue mayoritariamente favorable, si bien España no ha quedado del todo satisfecha. La polémica surgida en el seno de la Convención se debe a que Giscard, apoyado por los seis socios fundadores de la UE (Francia, Alemania, Italia y el Benelux), aprovechó el debate constitucional para modificar el equilibrio entre Estados pactado a finales del 2000 en Niza. El tratado que lleva el nombre de esta ciudad gala establece una ponderación del voto que no es directamente proporcional a la población de cada país, aunque socios beneficiados por esta fórmula, como España, asumieron a cambio la pérdida de 14 escaños en la Eurocámara. Si el acuerdo del presidium es aceptado, se mantendrá hasta el año 2009 el número de votos que cada Estado posee en el Consejo, con la posibilidad de prorrogarlo dos años más. A partir de esa fecha entraría en vigor el nuevo sistema de doble mayoría propuesto por Giscard, por lo que las decisiones de la UE deberían contar con el apoyo de una mayoría de países y al menos el 60% de la población comunitaria. También hasta el 2009 se mantendría la posibilidad de que cada país pudiese elegir un comisario, aunque después la Comisión se reduciría a sólo 15 euroministros para 27 Estados. España, con el apoyo de Dinamarca, intentó bloquear ayer el principio de acuerdo alcanzado en la dirección de la Convención europea para sentar las bases del edificio institucional comunitario. Aunque el compromiso fue ofrecido a los periodistas como una obra del todo el presidium, el representante del Gobierno español en dicho órgano, Alfonso Dastis, se desmarcó del mismo. «El tema irá a la Conferencia Intergubernamental y ya veremos lo que allí pasa», dijo. En la misma línea, el vicepresidente del Gobierno, Mariano Rajoy, calificó de «desequilibrada» la nueva propuesta, pues en el 2009 sólo plantea revisar el reparto de votos en el Consejo, pero no los equilibrios alcanzados en la Eurocámara y en la Comisión. En cambio, la ministra de Exteriores, Ana Palacio, saludó que la Convención mostrara síntomas de abandonar «su cerrazón». Distinta lectura es la de Giscard d'Estaing, quien cree que el principio de acuerdo será «la base de la solución definitiva», pues entiende que es respaldada por una amplia mayoría en el seno de la Convención. Para la Comisión Europea, que posee dos de los doce representantes del presidium, el pacto alcanzado ayer «clarifica y mejora» la propuesta inicial, si bien constató que las discusiones proseguirán, porque es el plenario el que debe ahora decidir.