Las acusaciones de manipulación apuntan a Dick Cheney
¿Qué parte de verdad había en los informes de los servicios de inteligencia estadounidenses sobre el régimen de Sadam Huseín? Mientras que la Casa Blanca no tuvo empacho en su día en difundirlos a voz en grito para ganarse la simpatía de la opinión pública local e internacional y así justificar la necesidad de declarar la guerra a Irak, ahora muchos creen que todo se trató de una burda mentira. En las últimas semanas, cada vez son más las voces que cuestionan la veracidad de los informes elaborados por la CIA antes de la guerra que certificaban la presencia de armas de destrucción masiva en Irak y la existencia de vínculos del régimen de Sadam con el grupo terrorista Al Qaida. No pasa un día sin que se publique una nueva filtración atribuida a «altos mandos de la CIA» en la que se acusa al Pentágono y la Casa Blanca de haber presionado a los analistas estadounidenses para que tintaran sus informes sobre Irak con la versión más extremista que más convenía a Washington para ganarse el apoyo para declarar la guerra. El jueves, The Washington Post acusaba incluso al vicepresidente, Dick Cheney, de participar en esta tergiversación de hechos. Según declaró al diario un alto directivo de la CIA, Cheney viajó en varias ocasiones a la sede de la agencia para «mandar señales, premeditadas o no, de que era necesario obtener tal resultado» acerca de Irak. El Gobierno, claro está, ha negado las acusaciones y todos los días saca a la palestra un nuevo funcionario para defender a capa y espada su versión y decir que jamás presionó.