Un invento para una guerra

RESULTABA extrañísimo que el régimen de Sadam Huseín no utilizara contra sus agresores las famosas armas de destrucción masiva (ADM) que Bush, Blair y Aznar juraban que poseía, afirmación que basaban en unas pruebas irrefutables que decían tener. Lo normal es que Sadam hubiera ordenado su utilización en el instante mismo en que era atacado o incluso cinco minutos antes. No las utilizó porque no existían o habían sido destruidas con anterioridad. Recuerden que estaba en curso una investigación de los inspectores de la ONU, que fue interrumpida súbitamente por la fuerza del más poderoso, humillando al jefe de inspectores, Hans Blix, al Consejo de Seguridad (que estaba en contra del ataque a Irak) y a la legalidad internacional. Aquellas pruebas no existían o eran radicalmente falsas, como se demostró. Ahora se les pide cuentas a Bush y a Blair por no haber dicho la verdad y haber justificado la guerra sobre bases falsas. Digo yo que lo normal es que se le pidan cuentas a Aznar, exactamente por las mismas razones. Se están recordando aquellas afirmaciones de Aznar por activa y por pasiva de que las ADM estaban en manos de Sadam y que eran un peligro inminente para la seguridad del mundo y de España. Nuestros servicios de inteligencia nunca avalaron tal cosa. Y el Pulsómetro difundido por la cadena SER acredita que la inmensa mayoría de los españoles opina que los tres mandatarios no dijeron la verdad. Todo fue un invento, como lo de las conexiones con Al Qaida, como la fabricación de peligrosísimas armas por aquellos 16 detenidos en España, que resultaron fabricantes de detergente, después de pasar por todas las acusaciones y prisiones imaginables. Aquella fue una guerra ilegal, injusta y arbitraria, a la que sucedió una ocupación de Irak ilegal, injusta y arbitraria. Espero y deseo que se nos den las explicaciones pertinentes y que todo el mundo asuma las responsabilidades que le atañan.