Diario de León

| Análisis | La guerra por los mercados |

Buenos socios, pero no tanto

Publicado por
Domingos Sampedro - corresponsal | bruselas
León

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Los gobiernos europeos se han ocupado mucho en las últimas semanas de rebajar su tono y de pasar definitivamente la página de la guerra de Irak para poder generar un nuevo clima de distensión en la cumbre UE-EE?UU, que ayer arrancó en Washington. Pero aunque a la presidencia griega de la Unión le gusta hablar del inicio de «una nueva era» en la asociación estratégica con Estados Unidos, lo cierto es que las relaciones trasatlánticas, más restablecidas en el plano geopolítico, chocan por el apartado comercial. La UE llega a esta cumbre dispuesta a firmar con EEUU un acuerdo global en materia de extradiciones, un instrumento solicitado por la Casa Blanca para combatir mejor el terrorismo internacional y el crimen organizado. Este asunto ha generado un amplio debate entre la familia europea, y, finalmente, socios como Portugal y Francia impusieron apenas una excepción: no se podrán entregar a Washington a delincuentes que puedan ser condenados a la pena de muerte. Europa también hizo otro guiño a Bush al aceptar en la cumbre de Salónica una nueva estrategia de seguridad común, que comparte la doctrina del ataque preventivo para poner freno al terrorismo y a la proliferación de armas de destrucción masiva. La UE considera ahora, sin ningún paliativo, que estos hechos suponen «graves amenazas» para la paz mundial y, al igual que Washington, incluso lanzó severas advertencias contra Irán y Corea del Norte para que permitan las inspecciones de sus programas nucleares bajo la amenaza del uso de la fuerza. Si a ambos lados del charco se empieza a hablar el mismo lenguaje en el campo de la seguridad, no puede decirse que ocurra lo mismo en el apartado comercial, sin duda la gran guerra que mantienen estos momentos Washington y Bruselas. De un lado, la UE denunció ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) el sistema de ayudas a la exportación de EE?UU y le reclama una indemnización de 4.000 millones de euros. De otro, la Casa Blanca acusa a los europeos de provocar el hambre del tercer mundo por impedir que en el mercado comunitario entren OGM (Organismos Genéticamente Modificados). Y todavía está por ver como acaba el contencioso del acero entre ambas partes, desatado cuando EE?UU decidió elevar en un 30% los aranceles para impedir la entrada en su mercado de productos europeos.

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