La guerra ganada, la paz a punto de perderse

? Ataques bien preparados, sabotajes de oleoductos y roces continuos con la población, hastiada de no ver las ventajas de la era pos Sadam, son el menú diario de las tropas extranjeras en Irak, donde la coalición angloamericana ganó la guerra pero corre el riesgo de perder la paz. El número total de víctimas aún está lejos de las pérdidas sufridas durante la intervención armada (163 soldados muertos, 103 de ellos en enfrentamientos) pero si el ritmo continúa así, la posguerra habrá causado a mediados de septiembre, tantos muertos como la propia guerra. Para los más de 100.000 militares extranjeros apostados en Irak, la prioridad de su misión es ahora la autoprotección. «El miedo puede hacer que las fuerzas de liberación se conviertan rápidamente en fuerzas impopulares de 'represión », afirmó el diario francés Liberation . Sin embargo y según Washington, los iraquíes están encantados con su nueva vida y un 80 por ciento son favorables a la presencia de la coalición. Pero cuando se llega a Irak, no queda la menor duda de que la población está perdiendo la paciencia y teme que su país acabe convirtiéndose en una colonia para Estados Unidos, al que reprochan fundamentalmente no haber restablecido los servicios mínimos del país, algo que irónicamente si disfrutaban con Sadam. «Tenemos ahora un estado número 51 de 23 millones de personas. Acabamos de adoptar un bebé que se llama Bagdad», ironizó el editorialista de The New York Times . Un estudio realizado por la cadena ABC y The Washington Pos t concluyó que siete de cada diez estadounidenses temen que Washington se implique en una larga y cara operación de paz en Irak y un 44 por ciento consideran que el número de víctimas de la posguerra es inaceptable. Buena parte de los estadounidenses sienten también miedo de que Irak se convierta en un nuevo Vietnam, donde trece de sus soldados murieron cada día durante doce años. La guerra de guerrillas iraquí es una de las formas que adopta la desafección hacia el ocupante. EE?UU no se puede permitir el lujo de perder la posguerra en Irak, la puerta de entrada para Bush en Oriente Medio. Fracasar supondría reconocer la derrota de la política unilateral estadounidense que Washington impone desde el 11-S.