Diario de León

Los ataques responden a un plan diseñado por los servicios secretos iraquíes antes de la guerra

Bush emprende una redada de iraquíes por «torpedear» la reconstrucción

La muerte de soldados, los desaparecidos y los sabotaje apuntan a un plan de Sadam

Un soldado americano camina con el arma en la mano por una calle de Bagdad

Un soldado americano camina con el arma en la mano por una calle de Bagdad

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agencias | bagdad
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El Ejército de Estados Unidos ha emprendido una gran redada contra los iraquíes por «torpedear» sus esfuerzos para la reconstrucción del país. Hasta el momento han sido detenidos 900 ciudadanos, que han sido acusados de integrar las células fieles a Sadam Huseín. La confirmación de la muerte de los dos soldados desaparecidos añade nuevas bajas a una lista creciente de muertos en ataques por rebeldes en Irak, quienes contarían, según fuentes estadounidenses, con un plan elaborado por el depuesto régimen de Sadam Huseín para sabotear el país. En un escueto comunicado, el Mando Central de EE?UU informó ayer de que había localizado los restos del sargento Gladimir Philippe y el soldado Kevin Ott a unos 30 kilómetros al noroeste de Bagdad, pero no indicó la causa de la muerte, ni aclaró cómo desaparecieron. Se acaba así una búsqueda a gran escala por aire y tierra de los dos militares, que habían desaparecido junto con su vehículo de un puesto de vigilancia en Balal, a unos 50 kilómetros de Bagdad, el pasado miércoles. Los soldados estaban solos cuando desaparecieron, pero se encontraban a algunos cientos de metros de otras tropas estadounidenses, que descubrieron su ausencia cuando no respondieron a llamadas de radio. El incidente es paradigmático de las nuevas amenazas a las que se enfrentan las fuerzas estadounidenses y británicas, que han perdido a cerca de 30 soldados en ataques de rebeldes iraquíes desde que el presidente Bush diera por terminadas las hostilidades el 1 de mayo. En lugar de enfrentarse a tanques y otras unidades bien protegidas como durante la guerra, los grupos insurgentes atacan a vehículos ligeros y grupos reducidos de soldados. Horas antes del anuncio del descubrimiento de los restos moría otro soldado estadounidense y tres resultaban heridos en un asalto con granadas. En otro incidente, dos civiles iraquíes resultaron heridos en una emboscada contra un convoy militar al noreste de la capital. EE?UU ha minimizado el impacto militar de estas acciones y ha descrito a los rebeldes como ex miembros del partido Baaz y de los Fedayín Sadam, un grupo paramilitar que, según fuentes estadounidenses, carecen de un mando y coordinación centrales. Además de objetivos militares, los insurgentes cometen actos de sabotaje que están dificultando la normalización de la vida en Irak. Los rebeldes han dañado instalaciones eléctricas en momentos en que las temperaturas superan con frecuencia los 40 grados centígrados, y han volado gasoductos y oleoductos, lo que ha retrasado la exportación de crudo, la principal fuente de ingresos de Irak. Ayer ardían una planta de azufre en Mosul y una de las mayores imprentas de Bagdad en incendios supuestamente provocados. Estos actos aparentemente no son esporádicos, sino que responden a un plan secreto elaborado por el Servicio Iraquí de Inteligencia antes de la guerra. El plan, fechado el 23 de enero, describe «los pasos necesarios tras la caída de los líderes iraquíes por la acción de los aliados estadounidenses, británicos y sionistas, Dios no lo permita». El plan incluye saquear y quemar oficinas gubernamentales, cortar las líneas de comunicación y atacar plantas de depuración de agua y centrales eléctricas. El documento fue encontrado por las fuerzas de ocupación en Basora. El administrador civil de Irak, Paul Bremer, ha indicado en repetidas ocasiones que gran parte de la destrucción en el país no es fruto de saqueos por iraquíes con hambre, sino por partidarios del depuesto Huseín, y el descubrimiento de este documento parece confirmar estas alegaciones. En respuesta a los actos de sabotaje y a los ataques contra sus tropas, EE?UU ha aumentado la vigilancia y los registros en Bagdad y el noroeste de Irak, una región suní donde Sadam tenía su mayor apoyo. «Espero que los americanos tengan un gesto de paciencia y comprendan las bajas» COLIN POWELL Secretario de Estado

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