OPINIÓN
Algo de confianza, por favor
LA PRIMERA condición para poder albergar una brizna de esperanza de paz entre israelíes y palestinos es el final de la violencia, aunque sea temporal y frágil por el momento. La negociación llegó a buen puerto gracias a la presión internacional, sobre todo a la mediación del enviado especial norteamericano John Wolf , al agotamiento de las dos partes consumidas en una miseria que costará más de una generación recuperar y porque todas las circunstancias unidas han propiciado algo de confianza entre los contendientes. Tregua de tres meses de las organizaciones radicales palestinas que incluye el cese de los ataques terroristas suicidas y el lanzamiento de misiles caseros Kasam. Retirada del norte de la franja de Gaza y de la zona de Belén en Cisjordania. Son los elementos esenciales de unos acuerdos que han necesitado de la garantía de Washington. Se ha conseguido. El Gobierno Bush se muestra decidida a conseguir un avance notable del plan de paz que está encima de la mesa y no ha dudado en desplazar a otro de sus pesos pesados. Condolezza Rice, responsable del Consejo de Seguridad Nacional norteamericano, se encuentra en la zona para entrevistarse con los primeros ministros de los palestinos y de los israelíes y despejar cualquier duda o inconveniente. Después de 33 meses de la segunda intifada con 3.371 muertos, de ellos 2.542 palestinos y 769 israelíes, la miseria moral, ética, económica, comercial, social e intelectual supera todas las expectativas posible porque la violencia ha subvertido todos los principios y valores que pueden y deben sustentar las relaciones entre dos vecinos que, como todos admiten, están condenados a convivir. Agotamiento, desesperación, frustración, miedo, se pueden buscar todos los calificativos posibles para definir el estado de ánimo de una población que sufre constantemente el azote de la violencia y la falta de capacidad de sus políticos por solucionar este antiguo conflicto que desestabiliza al resto del mundo. Israel debe acabar con los asesinatos, incursiones, demolición de casas y apresamientos pero corresponde a la seguridad palestina asumir y ejercer su autoridad y poder para impedir la violencia y garantizar que la tregua de los radicales se cumpla. Para que la paz sea duradera.