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Las autoridades culpan de la inestabilidad a la falta de noticias sobre él

EE.UU. ofrece 25 millones de dólares por encontrar a Sadam

Diez soldados resultaron heridos en dos emboscadas de la guerrilla en territorio iraquí

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Barbara Celis D' Amico - corresponsal | nueva york
León

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Sadam Husein ya tiene un precio: 25 millones de dólares. Vivo o muerto. Quienes puedan probar que el exdictador pasó a mejor vida o quienes ayuden a capturarlo si es que aún sigue en el planeta Tierra cobrarán esa extraordinaria cifra, que sólo otro enemigo estadounidense ha conseguido igualar: Osama Bin Laden. La alta recompensa, anunciada ayer por las autoridades norteamericanas, es el nuevo caramelo con el que Estados Unidos espera conseguir iluminar la incognita que se cierne sobre la suerte de Sadam Husein, a quien se vio por ultima vez en un barrio de Bagdag al inicio de la guerra y sobre el que nadie es capaz de afirmar si està vivo o muerto. «Creemos que es importante tomar todas las medidas para averiguar què ha sido de èl y asì ayudar a la estabilizaciòn de la situación y asegurarle a la población de Bagdag que Sadam no va a regresar» afirmò ayer el secretario de Estado Colin Powell. Las autoridades estadounidenses se empeñan en culpar de la la inestabilidad que reina en Irak al desconocimiento sobre el paradero de Sadam y por eso ayer propagaron con insistencia la noticia sobre la recompensa a través de Radio Sawa, que emite información norteamericana para el mundo árabe. Las informaciones que lleven a la captura de los hijos de Sadam, Oday y Qusay, también se pagarán sustanciosamente: 15 millones de dólares y quienes ayuden a capturar a otros altos cargos del régimen de Husein también obtendrán recompensa. Pero la situación en Irak no tiene visos de mejorar. Los ataques iraquíes contra soldados norteamericanos son continuos y siempre violentos y en ellos han muerto al menos 40 personas desde el pasado 1 de mayo. Ayer al menos diez estadounidenses resultaron heridos al ser atacados en dos emboscadas, engrosando así el numero de víctimas que poco a poco está mermando la paciencia de la población norteamericana. Los estadounidenses mataron a uno de los asaltantes pero también a un niño de seis años que se encontraba cerca de él.