Diario de León

Las víctimas pertenecían a la guardia entrenada por Estados Unidos

Una bomba mata a siete iraquíes en una ceremonia de la policía

Cerca de cuarenta personas se vieron afectadas por el atentado de un grupo leal a Sadam

Varios iraquíes observan los restos de sangre en el lugar donde explosionó la bomba

Varios iraquíes observan los restos de sangre en el lugar donde explosionó la bomba

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Joaquín Fernández - ramadi
León

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No hay día en Irak que no traiga consigo una nueva tragedia. Este sábado una bomba que explotó en el centro de Ramadi durante la ceremonia de graduación de la policía iraquí entrenada por Estados Unidos mató al menos a siete reclutas y dejó docenas de heridos en un trozo de calle que quedó reducido a un montón de sangre y escombros a consecuencia de la potente descarga. La explosión ocurrió cuando los policías recién graduados estaban desfilando desde las instalaciones donde recibieron un entrenamiento de cinco días hacia una oficina de gobierno donde iban a recibir sus diplomas. Al poco rato de la detonación, los altavoces de las mezquitas de la ciudad comenzaron a pedir a la población que acudiera a los hospitales a donar sangre. Para las fuerzas de EE. UU. estacionadas en el país árabe, Ramadi se está convirtiendo en sinónimo de infierno. Es en esta ciudad al borde del río Éufrates y a un centenar de kilómetros de Bagdad en donde se han producido varios de los atentados más sangrientos y efectivos contra las tropas, con una regularidad casi diaria. Con su población de mayoría Suní, la ciudad se ha constituido en uno de los enclaves con más iraquíes leales al extinto régimen de Sadam Hussein, con varios grupos armados organizados para sabotear y matar tanto a los estadounidenses como a los iraquíes que colaboren con ellos. El Pentágono ha informado que hubo siete muertos y al menos 40 heridos, todos ellos iraquíes. Las autoridades desconocen aún qué explosivo se empleó para llevar a cabo la masacre pero, visto el calibre de los destrozos, queda claro que los perpetradores emplearon una carga extremadamente poderosa. Según Paul Bremer, el administrador estadounidense de Irak, el ataque fue obra de «hombres deseperados». «Aquellos que se niegan a aceptar el nuevo Irak están dando claras muestras de pánico», dijo ayer el funcionario.

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