Martin Schulz, eurodiputado alemán, tacha de «racista» al Gobierno italiano
El eurodiputado alemán Martin Schulz, que criticó en el Parlamento Europeo a Silvio Berlusconi y recibió de éste la invitación de hacer en una película el papel de kapo (guardian) de un campo de concentración nazi, volvió ayer a atacar al Ejecutivo de Roma tachándole de «racista». Schulz declaró a la cadena de televisión germana XXP que «en Italia ejerce el poder, pura y simplemente, un Gobierno racista» y que el gran poder mediático que ha acumulado no existe en otras democracias europeas, e incluso se refirió al Gabinete de Berlusconi como «der apparat» (el aparato). El europarlamentario puntualizó que sus críticas se dirigen al Gobierno, no al país, y señaló que en sus nueve años en la Eurocámara ha habido grandes políticos italianos de los que Europa puede aprender, sobre todo en la lucha contra el crimen organizado, pero insistió en que lo que está contemplando ahora en Italia le enoja. Las declaraciones de Berlusconi a principios de mes provocaron un incidente diplomático entre Roma y Berlín, hasta que Il Cavaliere telefoneó personalmente al canciller, Gerhard Schröder. No obstante, la polémica entre los dos países subió aún más de tono después de que el viceministro de Turismo italiano, Stefano Stefani, criticara en términos insultantes a los turistas alemanes. Schröder acabó por cancelar sus vacaciones en Italia, y el exsubsecretario de Turismo Stefani se vio obligado a dimitir. En declaraciones que publicó ayer el diario germano Bild , Stefani matizó sus ataques contra Berlín al asegurar que sólo se refería a «ciertos alemanes» y a algunos políticos. «Siempre dejé claro que me refería a algunos alemanes, aquellos que hablan mal de Italia y que además quieren dar consejos a nuestro Gobierno», afirma el ex subsecretario, miembro de la Liga Norte, quien asegura haber visitado Alemania «cientos de veces». «Lamenta» las repercusiones de sus declaraciones, pero no el contenido del artículo -en el que se refería a los germanos como «rubios supernacionalistas que asaltan a voz en grito nuestras playas»-, con el argumento de que sus críticas no eran a todos los ciudadanos alemanes.