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El presidente insiste en sus duras acusaciones contra algunas empresas europeas

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Bottinelli - corresponsal | buenos aires
León

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El hombre de mayor confianza de Néstor Kirchner, el ministro de Planificación, Julio de Vido, le aconsejó ayer con ironía a su par de Finanzas francés, Francis Mer, que suspenda su viaje a Buenos Aires «si viene a presionar por una suba de precios en los servicios públicos». Abría así un nuevo capítulo de la dura batalla que el presidente argentino planteara a los empresarios en su gira europea. Kirchner sostiene que las empresas que participaron en la privatización de los servicios públicos durante el gobierno de Menem, ganaron demasiado dinero en la década del 90 y ahora quiere revisar esos contratos. Basta recordar que el Presidente dejó plantados en París a los hombres de negocio franceses, después de haberlos citado para un desayuno y en Madrid, no se guardó palabras para «poner a parir» (como dijo el propio Cuevas) a los empresarios españoles. Pero hay más, uno de sus asesores reveló que el martes, apenas llegado a Washington para su reunión con Bush, repasaron la agenda y cuando le dijeron que el jueves (por hoy) se reuniría con ejecutivos de empresas norteamericanas, Kirchner exclamó «esos sí son empresarios, no como los europeos». Mientras tanto, alguna de las empresas europeas accionistas de concesionarias privadas de servicios públicos oficializó su protesta contra el Estado argentino ante el Centro Internacional de Arreglos de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) por la situación en que quedaron las finanzas de las compañías tras la devaluación y el congelamiento de las tarifas. Las españolas Telefónica y Aguas de Barcelona y las francesas Suez y Vivendi se cuentan entre las demandas entradas oficialmente ayer al CIADI. Si bien no está oficializada aún la presentación ante el tribunal arbitral del Banco Mundial, Electricité de France (EDF), que en Argentina controla Edenor, anunció que recurrirá al tribunal para reclamar por el cambio unilateral introducido a los contratos firmados con el Estado argentino. Telefónica optó por recurrir al tribunal arbitral porque consideró que la devaluación y pesificación de las tarifas perjudicó su balance no sólo a nivel local sino también internacional. Está claro que la compañía pretende una compensación y como explicó en una carta enviada al SEC de los Estados Unidos, hace un poco menos de un mes, es por «las pérdidas en las que incurrió nuestra inversión en Telefónica de Argentina como consecuencia de las medidas unilaterales adoptadas por el gobierno de ese país». Esta batalla recién comienza y está claro que Kirchner piensa llevarla hasta las últimas consecuencias.