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Once heridos, dos críticos, entre las 2.000 personas que pidieron la dimisión del gobierno de Diwaniya

Reprimen a balazos una protesta a 500 metros de los soldados españoles

Los manifestantes recibieron tres ráfagas de casi un minuto de duración, pero nadie se movió

Publicado por
David Beriain - enviado especial | diwaniya
León

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Eran apenas las diez de la mañana, pero el termómetro se acercaba ya a los cincuenta grados. Unas 2.000 personas enfilaban la avenida principal de Diwaniya, camino de la casa del gobernador, a unos 500 metros del cuartel de las fuerzas españolas. En las manos de algunos había pancartas pidiendo la dimisión de Hazem Al Salam, el dirigente de la provincia, un empleado de banca que estuvo 27 años viviendo en Gran Bretaña y que volvió para hacerse cargo del Gobierno con el beneplácito de EE.UU.. «Corrupto, ladrón, tú eras de los de Sadam». Cuando estuvieron todos frente a la casa el grito se hizo unánime. No duró mucho. Desde el edificio del Gobierno y la central de policía, ráfagas de kalashnikov y disparos de pistola barrieron a los manifestantes. El suelo se tiñó de sangre de los primeros heridos. Regueros rojos por toda la calle. Los escoltas del gobernador y los policías apretaron el gatillo durante un minuto. Fue tan ruidoso que lo oyeron todos los españoles. Tan indiscriminado que incluso alcanzó a gente que no estaba participando en la manifestación. Los disparos no amedrentaron a los manifestantes. Nadie, salvo los heridos, se movió. : «¿Qué gobierno es este que dispara a su gente? Te puedo dar los nombres de diez de sus miembros que fueron del partido de Sadam e incluso fedayines. Nosotros sólo pedimos que nos den gasolina. Tienen un depósito enorme lleno y se lo venden a gente de fuera a precios altísimos. Para nosotros no queda nada. Hay cortes de electricidad de más de 20 horas y estos no solucionan nada. Sólo roban». Otra ráfaga. Esta fue más corta, duró menos de medio minuto. Tiempo suficiente para dejar sin un dedo y hacerle cuatro agujeros en el cuerpo a Abbas Jabbar, un chico de 16 años Al poco de terminar el tiroteo aparecieron los marines norteamericanos que cercaron el edificio con sus vehículos. Dos de sus tiradores subieron al balcón y apuntaron sus M-16 contra los manifestantes, que siguieron gritando hasta que abandonaron el edificio para dirigirse a la casa del líder chií local. El gobernador habóa desaparecido.

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