Diario de León

| Crónica | Tropas españolas en Irak |

El toro se muda a Babilonia

Varios miembros de las tropas españolas desplazadas a Irak sujetan la efigie del toro

Varios miembros de las tropas españolas desplazadas a Irak sujetan la efigie del toro

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efe | diwaniya

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? La silueta de toro que se había convertido en uno de los símbolos de «Base España», en la localidad iraquí de Diwaniya, ya no dará más la bienvenida a los soldados que cada día pasaban por el centro de telecomunicaciones. Los miembros de la unidad de transmisiones RETAC-21 que la colocaron en honor al sargento Paredes y sus 61 compañeros muertos en el accidente aéreo ocurrido el pasado mayo en Turquía, se la llevan a su nuevo destino, en la mítica ciudad de Babilonia, una de las cunas de la civilización. Allí, en el centro de comunicaciones del cuartel general de la División internacional centro-sur para Irak, el famoso astado español competirá con un mito de la cultura: una gran estatua de toro asiria, esculpida hace más de siete mil años. «Nos trasladan al cuartel general de Babilonia, y nos la llevamos con nosotros. La hicimos para homenajear a los compañeros de nuestra unidad», explicó el sargento primero de comunicaciones Pablo González Costa. La imagen se había convertido en un signo de identidad de la base, sobre todo para los miembros del escalón avanzado, que después de comer se citaban «bajo el toro» para llamar a sus familias. «Pues habrá que construir otro, o mejor, pedir a Osborne que nos envíe uno, de los grandes», decía el teniente Pascual, un legionario bilbaíno. A su alrededor, los soldados recién llegados a la base, ávidos por comunicarse con sus familias, miraban incrédulos como sus compañeros de la RETAC-21 sacaban la conocida silueta y la cargaban en un vehículo. Los veteranos, entonces, relataron a los novatos el porqué del interés de la prensa. La imagen la cortaron los soldados del RETAC-21 en la fragata Galicia a su regreso del puerto iraquí de Um Qasr, donde dos días después de la caída de Bagdad realizaron labores de ayuda humanitaria. «Uno de los embarcados fue compañero de habitación del sargento Paredes y sabía que le gustaba. Tallaron un trozo de madera, y nos ha parecido justo colocarla sobre nuestro centro», recordaba el sargento primero Juan José García Belmonte. «Yo le voy a decir al teniente coronel, (Jesus Cirujano), que le pida al carpintero que nos haga otra», comentaba, en un susurro, uno de los soldados de la Unidad de Apoyo al Despliegue. Por otra parte, el director de gabinete de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), Felipe Bragado, llegó ayer a Bagdad al frente de una amplia delegación de expertos en ayuda al desarrollo y organizaciones no gubernamentales (oengés). «No hemos variado el plan que traímos de trabajo porque ningún acto terrorista puede doblegar la ambición de un país», dijo Bragado en respuesta a una pregunta sobre si afectaría a la misión el atentado que el pasado martes destruyó parte de la sede de la ONU en Bagdad. En este sentido, el representante español subrayó que el único cambio, por razones obvias, serán las entrevistas pactadas con el enviado especial de la secretaría general de Naciones Unidas a Irak, Sergio Vieira de Mello, fallecido en el atentado contra Naciones Unidas. «No sé con quien hablaremos, pero hablaremos con la ONU. España se comprometió con Vieira de Mello en la realización de dos programas, y vamos a llevarlos a adelante» pese a lo que ha ocurrido. Los proyectos están relacionados con la defensa y el respeto a los derechos humanos, y el desarrollo de un sistema de prensa y opinión libre. Bragado y su delegación también tienen previsto detectar posibles programas de ayuda en otros ámbitos, especialmente en el de la cultura y la educación. Para ello, tienen concertadas una serie de entrevistas con rectores y decanos de la Universidad de Bagdad, donde se tratará de revitalizar la enseñanza del español en tierras musulmanas.

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