Diario de León
Publicado por
Javier fernández Arribas
León

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Ceder en las decisiones y en la responsabilidad tiene un significado muy elevado para Estados Unidos. Sin embargo, si Washington pretende conseguir una mayor internacionalización de las labores de reconstrucción de Irak tendrá que realizar un esfuerzo considerable. Francia, Alemania y Rusia están colocando alto, bastante alto, el listón para su colaboración con las fuerzas ocupantes en la pacificación del avispero iraquí con un mayor protagonismo de las Naciones Unidas. Nadie menciona en sus condiciones públicas el reparto en la explotación de los ricos pozos de petróleo a la hora de evaluar y repartir los costes de la reconstrucción. Sobre todo, el respeto por parte norteamericana de los contratos que tanto Francia como Rusia habían firmado en 1998 con el régimen de Sadam Husein. Esa letra pequeña, fundamental en todo contrato que se precie, quizá haya perdido cierta importancia ante la oportunidad política que se les ofrece a quienes se habían enfrentado a la gran superpotencia y su deseo voraz de intervenir militarmente en Irak, de acabar con el régimen de Sadam, de controlar un tercio de las reservas mundiales de petróleo y, sobre todo, de imponer unas nuevas reglas de juego en las relaciones internacionales bajo la bandera de la lucha contra el terrorismo internacional. Lo que se ha denominado unilateralismo , es decir, Estados Unidos tiene la fuerza y la voluntad de actuar con o sin el respaldo de la ONU o de otros grandes países, ha encontrado en Irak un enorme problema por que las guerras no duran estrictamente cuatro semanas si no eres capaz de ganar después la paz. Además, esta situación tan convulsa ha servido como revulsivo de una parte importante de la sociedad norteamericana, que asentía callada y resignada a cada una de las decisiones de la administración Bush, para levantar su voz de protesta y desacuerdo. Los demócratas han reaparecido, los familiares de los soldados se quejan, los medios de comunicación revelan la manipulación de informes para exagerar la amenaza de Sadam, y la mala situación económica interna, colocan en una posición débil al gobierno norteamericano a la hora de negociar en la ONU un apoyo internacional imprescindible. Bush tendrá que ceder para que el avispero iraquí no acabe con él.

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