Diario de León

La reunión intenta desactivar la crisis norcoreana y el fantasma de una posible guerra nuclear

Corea exige a Estados Unidos en las negociaciones un pacto de noagresión

La cumbre de Pekín muestra la insalvable distancia que existe entre Washington y Pyongyang

Los seis delegados se estrechan las manos al inicio de la reunión de la mañana de ayer

Los seis delegados se estrechan las manos al inicio de la reunión de la mañana de ayer

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Anna Martínez Riba - pekín
León

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Pyongyang exigió ayer un pacto de no agresión a Washington en la reunión que mantuvieron en Pekín las dos Coreas, EEUU, China, Rusia y Japón para desactivar la crisis norcoreana y el fantasma de una eventual guerra nuclear que amenaza el noreste de Asia. La delegación norcoreana, encabezada por el viceministro de Asuntos Exteriores, Kim Yong-il, dijo que no abandonaría su «fuerza nuclear disuasoria» por menos de eso, es decir, un pacto que le asegure que no se repetirá en Corea del Norte un ataque estadounidense similar al llevado a cabo en Irak. Pidió, además, el fin de la «actitud hostil» estadounidense para terminar la crisis. Corea del Norte juega con la amenaza de las armas nucleares para exigir a EEUU garantías de seguridad, el establecimiento de relaciones diplomáticas y ayudas económicas que alivien las penurias de sus 22 millones de habitantes. La primera jornada se celebró en un ambiente «estable y tranquilo», según fuentes surcoreanas, y se respetó la agenda del día, en la que todos los países expusieron sus puntos de vista. Entre las dos partes enfrentadas se encuentran China, país que acoge las actuales conversaciones y también las que tuvieron lugar el pasado mes de abril, Corea del Sur, interesada en que la situación entre lo antes posible en fase de normalización a fin de poder continuar su acercamiento a Pyongyang de cara a una futura reunificación de la península, Japón, en donde se conoce mejor que en ninguna otra parte los efectos de la bomba atómica y cuyo territorio se encuentra tiro de los misiles norcoreanos, y Rusia, Estado que, al ser fronterizo con Corea del Norte, también se vería afectado en caso de que la región fuera escenario de una conflagración nuclear. Todos ellos coinciden en que Pyongyang debe renunciar a su programa nuclear pero también estiman que Washington debe poner de su parte. Corea del Norte había venido insistiendo hasta ahora en que su único interlocutor para resolver la crisis debía ser solo EEUU. Los chinos fueron los que consiguieron convencer por fin a Corea del Norte de que aceptase unas conversaciones a seis bandas, incluyendo como participantes de pleno derecho a China, Corea del Sur, Japón y Rusia. La crisis estalló en octubre del año pasado, cuando James Kelly anunció que Pyongyang había incumplido el acuerdo de 1994 por desarrollar en secreto un programa nuclear. En realidad, el problema se gestó cuando Bush incluyó a Corea en el llamado «eje del mal».

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