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El suceso se produjo en el mar de Barents, muy cerca del lugar en el que se fue a pique el Kursk

Mueren ahogados nueve soldados al hundirse un submarino nuclear ruso

Las informaciones difundidas ayer por la mañana por distintas agencias sobre el hundimiento de un submarino nuclear ruso en el mar de Barents, muy c

Un submarino similar al hundido ayer en aguas del mar de Barens en una de sus travesías

Publicado por
Ramón M. Mañueco - moscú
León

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El fantasma de una nueva gran catástrofe marítima volvió a inquietar a los rusos, justo coincidiendo con la visita que el presidente Vladímir Putin está efectuando a la isla de Cerdeña por invitación del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. No exento, sin embargo, de gravedad por la pérdida de vidas humanas, lo que sucedió en realidad en el mar de Barents fue el hundimiento del casco prácticamente vacío de lo que fue un K-159, un sumergible atómico ruso que se encontraba fuera de servicio desde 1989. A bordo de la nave había diez marinos, de los cuales sólo uno pudo ser rescatado de las aguas. Fueron encontrados también los cadáveres de otros dos tripulantes del submarino pero aún se desconoce el paradero de los siete militares restantes. El accidente se produjo de madrugada a tres millas náuticas de la isla de Kildin cuando el K-159 estaba siendo remolcado desde la base de Gremija, situada en la península de Kola, al astillero de Poliarni, enclavado en las inmediaciones de la ciudad de Murmansk. El navío, cuyo armamento había sido retirado previamente y desmantelados sus dos reactores nucleares así como también todo el equipo electrónico de abordo, iba a ser desguazado. Debido a los efectos de una tormenta, se soltaron las amarras que sujetaban los pontones que mantenían a flote el submarino y éste se fue a pique en cuestión de pocos minutos. Las escotillas del sumergible no estaban cerradas ni hermetizado su interior, lo que, tal vez, hubiese mantenido a flote el casco o ralentizado su hundimiento. Tragado por las aguas Según la agencia RIA-Nóvosti, el capitán del submarino, Serguéi Lappa, apenas tuvo tiempo de avisar al barco remolcador de que el agua había comenzado a penetrar en dos de los compartimentos. El K-159 fue rápidamente tragado por las aguas y se posó a una profundidad de 170 metros. El único que logró saltar a tiempo del submarino fue el oficial Maxim Tsibulski, quien fue hospitalizado aunque su vida no corre peligro. El jefe del Estado Mayor de la Marina rusa, el almirante Víktor Krávchenko, declaró en rueda de prensa que las posibilidades de encontrar con vida a los siete marinos desaparecidos son mínimas. Pese a las ayudas de la Unión Europea y EEUU, Rusia tiene serios problemas para deshacerse de sus submarinos atómicos inservibles, la mayoría de los cuales se encuentran anclados en las bases de la península de Kola. Lo que más preocupa a Noruega es el combustible nuclear de esos sumergibles y también que conserve en su interior altos niveles de radiación.