Aznar afirma que plantará cara al borrador de la Constitución europea
El Gobierno español planteará batalla a las propuestas de la Convención Europea sobre el futuro de la Unión en la próxima conferencia intergubernamental que tendrá lugar el 4 de octubre en Roma. José María Aznar advirtió ayer, durante su intervención en el prestigioso foro Ambroseti -que cada año se reúne en Cernobbio, a orillas del lago Como-, de que España tiene intención de asegurar su papel en la Europa ampliada, un papel que hoy por hoy se ve amenazado por el borrador de Constitución que ha preparado el organismo presidido por Valery Giscard d'Estaign. El jefe del Ejecutivo participó a lo largo de toda la jornada en dos debates acerca de la UE y sus instituciones, en los compartió mesa con el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, el austríaco Wolfgang Schlüssel y el francés Jean Pierre Raffarin, partidarios de que el texto propuesto por la Convención no sufra demasiadas modificaciones de aquí a diciembre, cuando debe quedar aprobado. Francia, Alemania e incluso Italia creen que rechazar ahora el documento implicaría abrir fisuras entre los Estados miembros. La última palabra acerca del tratado constitucional -defendió en su alocución- debe pronunciarla la Conferencia Intergubernamental y no la Convención. Ésta, criticó, ha tomado algunas decisiones para las cuales «no tenía mandato» y por lo tanto, su postura es muy discutible; más aún cuando contempla la modificación o el «incumplimiento» (a su modo de ver) del Tratado de Niza. Preocupación El borrador resta a España y a otros países medios como Polonia capacidad de decisión sobre asuntos comunitarios y les cierra la posibilidad de bloquear votaciones. Aznar aseguró que sus principales preocupaciones como europeo son el crecimiento económico en toda la zona euro y el mantenimiento de la credibilidad en el mundo. «Y para eso -señaló- hace falta cumplir con los pactos tanto internos (como el Tratado de Niza) como externos». A su juicio, Europa se enfrenta hoy a dos grandes cuestiones: la prosperidad de sus ciudadanos y el mantenimiento de la paz. La primera no se logra sin el mantenimiento del pacto de estabilidad y sin una estructura clara de las instituciones que evite los permanentes cambios. La segunda requiere que se deje de «jugar» con la relación con Estados Unidos.