El apoyo norteamericano choca con los intereses europeos, por las inversiones empresariales
Estados Unidos pide al FMI que sea «flexible y razonable» con Argentina
Duras negociaciones entre el Gobierno y el Fondo Monetario para saldar la deuda que se cumple hoy
El gobierno de Estados Unidos pidió ayer al Fondo Monetario Internacional (FMI) que sea «flexible y razonable» con Argentina que hoy podría ingresar en la lista de cese de pagos con los organismos multilaterales de crédito. Las negociaciones entre el gobierno y el FMI para alcanzar un acuerdo de tres años se trabaron en los últimos días debido a intransigencias de ambas partes y ahora el país quedó en vísperas de un grave incumplimiento. El secretario de Estado para el Hemisferio Occidental, Roger Noriega, dijo ayer que Estados Unidos está «muy interesado en los esfuerzos para alcanzar un acuerdo» y subrayó que «éste es el momento para que el FMI sea flexible y razonable» con Argentina. Sus manifestaciones fueron un espaldarazo para el país que está en plena negociación de su deuda externa de 145.000 millones de dólares. Pero el apoyo de EE. UU. choca con la renuencia de países europeos que forman parte del Grupo de los Siete (naciones más desarrolladas), cuyas empresas tienen intereses en el sector de los servicios públicos argentinos, dijeron las fuentes gubernamentales. Buena parte de los perjudicados por el cese de pagos de bonos de la deuda pública argentina por valor de 76.000 millones de dólares, declarado a finales de 2001, son inversores de Italia y Alemania. La mayoría de los servicios públicos están en manos de empresas españolas, francesas e italianas que han sufrido grandes perjuicios por la congelación de las tarifas, aplicada en enero de 2002, cuando se devaluó el peso. El ministro de Interior argentino, Aníbal Fernández, destacó ayer que tanto el Fondo como los países desarrollados saben que el gobierno argentino no está dispuesto a cerrar un trato que frene la reactivación económica después de la caída del 20 por ciento acumulada entre 1998 y 2002 por la recesión. Cambiar de perspectivas puede complicar las perspectivas de crecimiento de nuestro país», dijo el ministro del Interior a la emisora «Radio Diez» de Buenos Aires. Las negociaciones se complicaron el viernes. El presidente argentino, Néstor Kirchner, criticó duramente al FMI. «El Fondo no tiene que hacer lobby para grupos empresarios», arremetió el mandatario refiriéndose a las presiones para que en el acuerdo se contemple un aumento de tarifas de servicios públicos y se otorguen mayores compensaciones a los bancos por los costos de la última crisis financiera. Pero esos no son los únicos puntos que contribuyeron a estancar las conversaciones. El FMI exige además un compromiso superior al tres por ciento de superávit fiscal para los próximos tres años, y el gobierno sostiene que un superávit mayor a tres comprometería la recién conquistada recuperación de la economía que este año crecerá en torno al cinco por ciento. Kirchner ya advirtió que si no hay acuerdo, no utilizará reservas del Banco Central para cancelar el vencimiento. Argentina no está pagando su deuda con los acreedores privados desde diciembre de 2001, y desde hace casi un año mantiene un acuerdo con los organismos multilaterales de crédito por el cuál no paga vencimientos ni recibe dinero fresco.