Diario de León

El primer ministro ha perdido la confianza del electorado por las dudas sobre la guerra en Irak

Los conservadores piden dimisiones ante la falta de credibilidad de Blair

El informe del Comité de Inteligencia asegura que Hoon engañó a la Cámara sobre Irak

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Íñigo Gurruchaga - londres
León

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«¡Es otro clavo en el féretro de este Gobierno!», gritó este miércoles el líder conservador, Iain Duncan-Smith al primer ministro, Tony Blair, en una agria sesión de preguntas al jefe de Gobierno, en la Cámara de los Comunes. El tono era desabrido, los gritos desde los bancos del Gobierno para intimidar al quebradizo jefe de la oposición arreciaban y el clavo en el féretro del Gobierno de Tony Blair se fue torciendo a medida que penetraba el prematuro féretro. El líder conservador denunciaba que un periódico, el Evening Standard , había tenido acceso, un día antes de su publicación, al informe del Comité de Inteligencia sobre el «caso Kelly» y que el documento muestra que el ministro de Defensa, Geoff Hoon, engañó al Parlamento. Blair pide pruebas Blair exigió a la oposición que mostrase cualquier prueba de que sus colaboradores filtraron el documento al periódico para gestionar mejor lo que, en el argot político británico, se llama «un ejercicio de limitación de daños». La oposición conservadora no aportó pruebas y, a medida que avanzó el día, miembros del Comité parlamentario, que presentarán hoy oficialmente su informe, afirmaban conocer la identidad de quien filtró el documento -apuntando hacia los escaños conservadores- y adelantaban que su investigación del «caso Kelly» no será tan dañina para Hoon como afirmaba el Evening Standard . Un día más en la batalla de políticos y medios de comunicación que enrarece la atmósfera de Westminster desde los inicios del «caso Kelly». Este último episodio puede saldarse sin la dimisión del ministro de Defensa, que tendrá muy difícil sobrevivir finalmente esta crisis, pero anticipa, en el primer día de debate parlamentario entre los principales líderes tras las vacaciones, el asunto elegido por los tories para erosionar al primer ministro. Es la cuestión de la confianza. Desde hace meses, Duncan Smith termina todas sus intervenciones en la Cámara de los Comunes con una frase: «Ya nadie cree una sola palabra de las que dice el primer ministro». Ayer, concluyó su diatriba contra el Gobierno con la misma frase. Las encuestas demuestran que la estima popular hacia Tony Blair se ha desvanecido. La mayoría del electorado no confía en el líder laborista. Las mismas encuestas demuestran que el electorado también desconfía de la oposición y no tiene ninguna confianza en lo que dice la prensa. Pero, para Blair, ungido como líder cristalino desde su primera victoria electoral el daño parece irreversible. Blair se encuentra por primera vez en una situación defensiva. Llegan las conferencias anuales de los partidos y el laborismo crítico se hará escuchar. El goteo de la encuesta de Lord Hutton sobre el «caso Kelly» seguirá la próxima semana. El primer ministro repelió ayer los ataques alegando que la situación económica es buena y que mejoran los servicios públicos. Tony Blair encara un largo período de resistencia, esperando que los cálculos del aspirante a sustituirle, el ministro de Hacienda, Gordon Brown, sean correctos.

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