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| Crónica | 30 aniversario del golpe de estado a Allende |

El hijo de Pinochet cree inútil que su padre pida excusas ahora Chile recuerda el otro 11-S

El ex dictador chileno Augusto Pinochet entrega a su fundación su banda presidencial

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Matilde Wolter - efe | santiago santiago de chile

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Marco Antonio Pinochet, hijo del ex dictador que ocupó el poder en Chile tras el golpe de Estado en 1973, aseguró que a estas alturas sería «inútil» que su padre pidiera excusas por los excesos cometidos por el régimen militar. «Chile debe olvidar, no serviría de nada que mi padre pidiera ahora excusas. Dirían que es demasiado tarde, que no son sentidas, que es una imposición», afirma Marco Antonio en una entrevista en el diario turinés La Stampa. El hijo menor de Pinochet, que en los últimos años ha asumido el papel de portavoz de la familia, explica que en Chile la Ley de amnistía «ha cerrado aquel período de sufrimiento. No digo que no se cometiesen excesos, pero no querer pasar la página para construir un país mejor sería un gran error». En la entrevista con el rotativo italiano, Marco Antonio añade que ahora Chile «tiene un presidente socialista que no busca una revancha sobre la historia». El ex general retirado Augusto Pinochet, que cumplirá 88 años en noviembre próximo, lleva una vida apartada en su finca costera. Un emotivo acto fue ayer el punto culminante en la conmemoración del trigésimo aniversario del golpe encabezado por Augusto Pinochet y la muerte del presidente Salvador Allende, que dieron paso en Chile a diecisiete años de férrea dictadura. En la jornada, que discurrió sin incidentes, los chilenos que apoyaron o lloraron el golpe celebraron actos de distinto contenido, para recordar una fecha que sigue dividiendo al país treinta años después. A la ceremonia oficial, iniciada a las 11.00 hora local, justo cuando en 1973 empezó el bombardeo del palacio de La Moneda, asistieron autoridades y dirigentes políticos, el cardenal Francisco Javier Errázuriz, representantes de la cultura y de organismos pro derechos humanos. Ante más de un millar de invitados, el presidente Ricardo Lagos convocó a construir un Chile donde no vuelvan a ocurrir hechos como aquellos y donde las diferencias «sean parte de la normalidad democrática y no trincheras enfrentadas». Lagos también recordó a Salvador Allende y destacó que su decisión de morir fue «un acto de sacrificio supremo» en cumplimiento de su deber por la investidura que ostentaba. Minutos antes, el mandatario había reabierto la histórica puerta lateral de La Moneda conocida como «Morandé 80», clausurada desde el 11 de septiembre de 1973, cuando por ella fue sacado el cadáver de Salvador Allende. El breve acto, sin palabras, fue muy emotivo y cargado de simbolismo, puesto que «Morandé 80» es la puerta lateral que todos los presidentes de Chile utilizaron durante casi un siglo para sus idas y venidas fuera de protocolo. Concluida la ceremonia, Hortensia Bussi, la viuda de Allende, caminó junto a su familia hasta el monumento a su marido emplazado frente al palacio presidencial, donde colocó claveles rojos. «Estoy profundamente emocionada por el gran cariño que manifiesta nuestro pueblo a Salvador Allende», dijo su viuda, de 89 años. Pinochet regala su banda Mientras esto ocurría en La Moneda, el ex dictador Augusto Pinochet regalaba en su domicilio en Santiago la banda presidencial que utilizó durante su gobierno a la Fundación que lleva su nombre. De forma sorpresiva, Pinochet, de 87 años, abrió su mansión y desde un sillón colocado junto a la entrada encabezó la ceremonia de ocho minutos, que se desarrolló en el jardín.