La mayoría de la ciudadanía teme arriesgarse a entrar en una situación peor a la de su corona
Suecia rechazará el?euro pese a la muerte de Anna Lindh, según todos los sondeos
El «no» debería vencer mañana ampliamente, pero todavía hay un 25% de indecisos
El «no» al euro debería vencer mañana en Suecia según todos los sondeos, aunque los partidarios de la moneda única, con el primer ministro, Goran Persson, a la cabeza, no pierden la esperanza de poder convencer a los numerosos indecisos y mantienen viva su campaña por sustituir la popular corona. Las últimas encuestas de opinión muestran claramente la derrota del «sí» a pocas horas del referéndum que decidirá la entrada o no del reino sueco en la zona euro. En una semana, sin embargo, esta postura se recuperó en parte, lo que algunos atribuyen al asesinato esta semana de la ministra de Exteriores, Anna Lindh, activa partidaria del «sí». Pero para numerosos analistas la mejora llega demasiado tarde. El «no» conserva de 5 a 14 puntos de ventaja en los sondeos, cuando no obtiene la mayoría absoluta. El número de indecisos, todavía muy elevado, deberá marcar la diferencia: más de una cuarta parte de los 7,1 millones de electores inscritos no han decidido aún su voto a una semana del referéndum. Los suecos son, de hecho, conocidos por decidirse en el último momento. Para convencerles, el bando del «sí» ha lanzado todo su arsenal a la batalla, con el primer ministro, Goeran Persson, a la cabeza. El jefe de Gobierno socialdemócrata se apoya, en gran parte, en su oposición de derechas y en la patronal, habiendo perdido en la aventura el apoyo de una parte de sus ministros, entre ellos el de Economía, y de la base de su propio partido. Los contrarios al euro son, de hecho, los más virulentos izquierdistas, ex comunistas del Partido de la Izquierda y los Verdes y numerosos socialdemócratas. Dura campaña En las calles de las ciudades suecas, así como en los medios de comunicación y en el seno de las empresas, la campaña está en su apogeo, con una lluvia de argumentos. Ahogado por los estudios y sus pronósticos, el elector sueco está con frecuencia un poco perdido, preguntándose por qué una decisión tan polémica no ha sido tomada por los políticos elegidos para que realicen esta función. El bando del «no» al euro pone en relieve los riesgos que supondría para una Suecia en bastante buen estado ligar su destino a una zona euro en una situación actual mucho peor. Después de todo, Suecia se las arregla bien con su corona. ¿Y que podrá hacer el reino en caso de crisis grave después de la pérdida del control de su política monetaria si el Banco Central Europeo (BCE) estima que para su caso aislado no vale la pena tomar medidas? Normalmente, los argumentos del «no» reflejan el rechazo de ver a Suecia integrarse más en la Unión Europea, acusada de ser demasiado burocrática, corrupta e ineficaz, mientras que algunos países como Francia y Alemania parecen poder inclinarse a mantener sus compromisos, sobre todo en términos de ortodoxia presupuestaria. Un argumento que da en el blanco es el de asegurar que los precios aumentaron en la vecina Finlandia debido a su adopción del euro en 2002. Como respuesta, un representante de la Oficina de Estadísticas finlandesa viajó desde Helsinki el pasado lunes y aseguró que es Suecia la que ha sufrido la inflación más alta, sin euro, desde 2001.