El décimo aniversario de los acuerdos de Oslo llega en el peor momento

Este sábado se cumplió el décimo aniversario de los acuerdos de Oslo entre israelíes y palestinos coincidiendo con el momento más crítico que vive el presidente palestino, Yaser Arafat, desde entonces. Asediado desde hace casi dos años en la semidestruida residencia de la Muqaata, en Ramala, Arafat se enfrenta ahora a una amenaza todavía mayor, una expulsión que el primer ministro israelí, Ariel Sharón, puede ejecutar en cualquier momento. No obstante, la amenaza que pesa sobre su cabeza desde el jueves ha representado al mismo tiempo un balón de oxígeno para Arafat. Por un lado la comunidad internacional ha condenado casi al unísono su posible deportación, mientras que en los territorios ocupados millares de palestinos se han manifestado para ofrecerle su apoyo y ratificarlo como a su único líder. En la franja de Gaza, activistas de su movimiento, Al Fatah, convocaban al pueblo a participar en marchas de adhesión al presidente, y los universitarios se manifestaron en Hebrón. Israelíes y palestinos firmaron los acuerdos de Oslo tras unas negociaciones secretas por las que Israel y la Organización para la Liberación de Palestina se reconocieron mutuamente y se abrió la vía para una autonomía parcial en Cisjordania y Gaza. Sin embargo, cuestiones tan importantes como el estatuto de Jerusalén, los asentamientos judíos y los refugiados palestinos se dejaron para negociarlas más adelante. Una década después estas cuestiones siguen sin resolverse.