Estocolmo achaca el rechazo a las disputas por el Pacto de Estabilidad en el Eurozona
Europa se niega a reconocer su fracaso en el referéndum sueco sobre el euro
Solbes cree que no debería tener graves consecuencias por la limitada dimensión de su economía
Con su rotundo rechazo del euro, la ciudadanía sueca le ha infligido al proyecto de integración del continente europeo un muy severo revés, según el común de los analistas no vinculados a responsabilidades de gobierno, pero las diferentes instancias comunitarias que este lunes se atrevían a opinar sobre el tema, -con desgana, dicho sea de paso -, se esforzaban por restar importancia al hecho. En vísperas del referéndum el comisario Solbes, responsable de asuntos económicos y monetarios, opinaba en Stresa, durante la reunión informal del Consejo de Economía de los Quince, que el eventual rechazo del euro en Suecia no debería tener grandes consecuencias, «vista la limitada dimensión de la economía sueca». Solbes seguía durante la jornada en clave elíptica («pretender que los suecos no han aceptado el euro por los problemas del Pacto de Estabilidad sería como decir que uno no se compra un coche porque hay conductores que no respetan el Código de Circulación», decía), mientras que Javier Solana, el Alto Responsable para la PESC, consideraba que el resultado del referéndum «no debería ser considerado como algo dramático». Portavoces de la Comisión se alineaban con la interpretación más trivial del caso, al negarse a compartir el análisis del primer ministro sueco, Goran Persson, para quien la mala situación económica de la Eurozona, y las disputas sobre el Pacto de Estabilidad, estaban en el origen del abultado rechazo sueco al euro. Pat Cox, presidente del Parlamento europeo, se interrogaba en un comunicado sobre el futuro de los suecos en Europa, obviando cualquier referencia a las consecuencias para Europa del «no» sueco. Y Prodi y Margot Wallstrom, la comisaria de Medio Ambiente, que es sueca, no dudaban en vaticinarle al país una pérdida de protagonismo político en la Europa comunitaria. La Europa oficial, en fin, respondía como siempre hace, negándolo, cuando algo se interfiere en su camino o la desaira. Esta vez, sin embargo, hay motivos para pensar que el estropicio causado a la credibilidad del proyecto común por el rechazo de una de sus partes a un instrumento clave -la moneda-, acarreará consecuencias operativas mayores para el conjunto. El euro es la segunda divisa del mundo, pero adolece de un problema estructural grave, y de otro coyuntural incómodo: que la libra esterlina no forma parte de ella, y que las economías más importantes de la Eurozona (Alemania, Francia, Italia, con el énfasis puesto en Francia) no se están tomando el Pacto de Estabilidad con el rigor que les es exigible. José María Aznar lamentó ayer la decisión del pueblo sueco y pidió a los estados miembros que no cuestionen las reglas que sustentan la UEM. Aznar manifestó que Suecia es un país avanzado, con una economía muy abierta y que ha contribuido activamente al proceso de reforma económica iniciado en Lisboa. «Suecia tiene mucho que aportar a sus socios europeos y por nuestra parte tendrá siempre las puertas abiertas a su participación en el euro si así lo decide el pueblo sueco», dijo. «Suecia tiene mucho que aportar y siempre tendrá las puertas abiertas a su participación en el euro» JOSÉ MARÍA AZNAR Presidente del Gobierno La fuerte victoria del «no» al euro, por cerca de 15 puntos de diferencia, durante el referéndum celebrado el domingo en Suecia, es un serio revés para la clase dirigente en general, y para el primer ministro, Goran Persson, principal defensor del «sí», en particular, según consideraba ayer la prensa sueca. «Golpe duro frente al poder», titula el periódico sueco Dagens Nyheter , el gran diario independiente sueco, al lado de una foto de Persson con mala cara. «El bando del «no» consigue una victoria aplastante, y esta es un golpe directo de la derecha a toda la elite política y económica en Suecia», escribe en portada el editorialista del diario, subrayando que «son todos estos perdedores los que deben continuar dirigiendo el país». Los dirigentes de los partidos del «sí», que disponen del 80% de los escaños en el Parlamento, «tienen a una mayoría del pueblo sueco en su contra, en la que ha sido descrita como 'la mayor decisión de nuestro tiempo'», ironiza este mismo periodista. Entre ellos, se centra especialmente en Persson, convertido en líder de este bando en detrimento de sus funciones de jefe de Gobierno durante la campaña. «Su autoridad política se ha debilitado», señala, subrayando que la posición del Gobierno sueco será menos positiva para defender los intereses del reino para la negociación de la futura Constitución europea. «La sentencia del pueblo es un revés para Goran Persson», señala por su parte Svenska Dagbladet , que habla de «verdadera bofetada contra el 'establishment' y la dirección del partido social-demócrata, personificada por el primer ministro Goran Persson». El gran perdedor Para el diario económico Dagens Industri (DI), el jefe de Gobierno sueco es el «gran perdedor». «Ahora necesitamos un liderazgo más valiente», titula su editorialista, lamentando que Goran Persson no haya tenido el valor de imponer el euro a los suecos, como la mayoría de sus colegas europeos. «El próximo ministro de Asuntos Exteriores sueco tendrá la pesada labor de demostrar que Suecia, pese al resultado del referéndum, va a continuar jugando un papel activo en el seno de la UE», agrega, haciendo alusión al asesinato el miércoles pasado de la jefa de la diplomacia sueca, la carismática y eurófila Anna Lindh.