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Las autoridades rusas sospechan de la guerrilla chechena como posibles autores del ataque

Un camión bomba deja cuatro muertos en el cuartel del KGB en Ingushetia

El atentado hirió de gravedad al subdirector y al jefe en funciones del servicio secreto

El centro administrativo del FSB (antiguo KGB) quedó parcialmente destrozado por la bomba

Publicado por
Juan Antonio Sanz - moscú
León

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Un nuevo atentado terrorista golpeó ayer el Cáucaso ruso y causó al menos cuatro muertos y decenas de heridos en Ingushetia, al estallar un vehículo con explosivos junto a la sede de los servicios secretos en esa república vecina de Chechenia. El objetivo de los terroristas fue el cuartel del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB) inaugurado en julio pasado en Magás, centro administrativo de Ingushetia, a pocos kilómetros al sudeste de la capital regional, Nazrán. Un camión cargado con media tonelada de explosivos estalló junto a la sede del FSB, abrió un cráter de tres metros de profundidad y diez de diámetro, destruyó en parte los tres pisos del edificio, y destrozó vehículos y otros inmuebles en un radio de 200 metros. Según algunas versiones, el ataque pudo ser llevado a cabo por un terrorista suicida, con una planificación similar a los atentados protagonizados por «kamikazes» en Chechenia y las regiones vecinas en los últimos meses. Los confusos datos del Ministerio del Interior ingush cifraron en cuatro las personas muertas y 40 las heridas, de las que 24, según fuentes médicas, fueron hospitalizadas en Nazrán y Vladikavkaz, en la vecina Osetia del Norte. El atentado estuvo a punto de descabezar a los servicios secretos rusos en la zona, pues entre los heridos más graves se encontraban el subdirector para Chechenia del FSB, Mijail Safónov, y el jefe en funciones de ese organismo en Ingushetia, Andréi Buskij. Sospechas sobre Chechenia Precisamente sobre Chechenia se centran las sospechas sobre la autoría del atentado, uno más en la cadena de actos terroristas que ha sacudido en los últimos meses el Cáucaso Norte, desde Daguestán a Osetia del Norte, pasando por Ingushetia. En anteriores atentados, Moscú responsabilizó a los separatistas chechenes, que incrementaron sus ataques tras el referéndum celebrado en marzo a instancias del Kremlin y en el que, pese a las críticas internacionales sobre su limpieza, se ratificó la permanencia de Chechenia en la Federación Rusa. El atentado más sangriento de esta serie ocurrió el pasado primero de agosto, cuando un camión cargado de explosivos y con «shahid» o «mártires» chechenes al volante se empotró contra el hospital militar de Mozdok, en Osetia del Norte. Al menos cincuenta personas murieron y un centenar resultaron heridas en el ataque. Los atentados suicidas han alcanzado incluso Moscú, donde el pasado 5 de junio dos mujeres chechenas cargadas de bombas se inmolaron junto a la entrada del aeródromo de Túshino, donde se celebraba un festival de rock.