«¡Dios mío!», responde Aznar tras recibir un pura sangre de regalo de Gadafi

? ¡Dios mío!. Fueron las palabras del presidente español cuando su anfitrión, Muamar el Gadafi, le puso frente a frente un caballo árabe como regalo y muestra de amistad por su visita a Libia. El coronel le preguntó si quería montarlo y Aznar confesó: «No me atrevo». Normal. Estaba rodeado de múltiples cámaras de televisión y fotógrafos, los periodistas y todos los miembros de la delegación que le acompañaron en este viaje, en el que tuvo ocasión de conversar largo y tendido con el excéntrico dictador africano que lo recibió este jueves en la jaima-despacho de su residencia oficial en la capital. El pura sangre, que llegará a Madrid a bordo de un avión de carga, se llama Nahar el Jajed, algo así como El rayo del líder. Enjaezado con una montura de lujo, tejida con hilos de plata y con el escudo de Libia en la frente, el caballo esperaba a los dos líderes a la puerta de la jaima, bajo la sombra de una palmera. Era la respuesta a la aburrida escribanía de plata que ofreció al coronel el presidente español. Dentro, bajo la carpa, Gaddafi conversó con Aznar a solas, como habían hecho la noche anterior durante dos horas y hasta la madrugada, después de la cena. A su llegada al complejo presidencial, fuertemente protegido por garitas de seguridad y dos murallas, el presidente español fue conducido hasta la puerta del edificio que fue bombardeado por los norteamericanos en 1986. Los libios mantienen intacta la construcción que servía de residencia oficial de la familia de Gadafi y en la que murió una hija adoptiva del coronel.