Los pilotos disidentes israelíes serán expulsados del Ejército

El manifiesto disidente firmado por 27 pilotos de la Fuerza Aérea israelí respecto a los llamados «asesinatos selectivos», ha sumergido a la sociedad israelí en un intenso debate coincidiendo con la llegada del nuevo año judío, el 5764 de la era mosaica, que hoy da comienzo. Nueve de los oficiales firmantes son pilotos en activo que han sido citados por sus mandos para ser interrogados, y serán dados de baja si no se retractan públicamente. Los otros 19 son reservistas, algunos con una legendaria hoja de servicios y considerados auténticos héroes nacionales. Unos y otros, vestidos de uniforme, explicaron ante las cámaras de televisión la noche del miércoles los motivos que les llevaron a dar un paso que, como mínimo, puede calificarse de valiente en el país más militarizado del planeta. «Nosotros, veteranos y pilotos en activo que hemos prestado servicios y aún servimos al Estado de Israel, nos oponemos a cumplir órdenes ilegales e inmorales en los territorios», argumentaban los firmantes refiriéndose a los «asesinatos selectivos» llevados a cabo en tierras palestinas de Gaza y Cisjordania. El uso del uniforme militar para hacer tales declaraciones ha indignado a los estamentos del Ejercito tanto como la propia disidencia en sí, hecho por el que muy presumiblemente podrían ser juzgados en un tribunal castrense. El general Moshé Yaalom, jefe de las Fuerzas Armadas, señalaba que «es una declaración política, hecha con el uniforme puesto, y eso es inaceptable legalmente». Miembros de la derecha nacionalista destacaban indignados que «han hecho un uso cínico de sus uniformes con fines políticos». Seis muertos No menos contundente, el fundador de este cuerpo -el de mayor prestigio en Israel- y uno de sus primeros pilotos, el ex presidente Ezer Weiman, afirmaba que «si fuese hoy  comandante de la Fuerza Aérea los habría dado de baja sin más, como se interviene un cáncer para que no se ramifique». Mientras tanto, el Ejército israelí llevó a cabo ayer jueves dos incursiones en los territorios ocupados -una en Cisjordania y otra en la franja de Gaza- que se saldaron con la muerte de cuatro militantes palestinos, un soldado israelí y una niña palestina de tres años. El primer altercado se produjo en el campo de refugiados de Al-Bureiy, en la franja de Gaza, al poner sitio a una casa en la que se ocultaban dos militantes palestinos. Durante el incidente, los soldados israelíes mataron a una niña, Dina Issa, y a los dos militantes palestinos, resultando muerto uno de los soldados. La segunda incursión del Ejército ocurrió en la ciudad de Hebrón. Una unidad israelí puso sitio a una casa en la que se habían ocultado tres militantes palestinos. Dos de ellos murieron y el otro está en estado crítico.