Bolivia estalla en protestas contra el Gobierno tras un año en el poder

El presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, anunció ayer que se mantiene en el cargo mientras la ciudad de La Paz está inundada de manifestantes y es escenario de actos vandálicos y el resto del país sucumbe al caos y las protestas en contra del Gobierno. «Yo no voy a renunciar», afirmó Sánchez de Lozada en un mensaje al país transmitido por la radio y la televisión poco después de que un ministro presentara su dimisión, tres amenazaran con secundar esta misma medida y el vicepresidente le retirara su apoyo. El presidente boliviano dijo que se ha tomado «muy en serio el mandato» que recibió del pueblo el pasado 6 de agosto de 2002 y el juramento de cumplir con la Constitución Política de Estado y denunció a las fuerzas sindicales y sociales de pretender acabar con el régimen democrático e instaurar una dictadura. La crisis que amenaza la estabilidad del Gobierno de Sánchez de Lozada comenzó con la protesta de los mineros a las exportaciones de gas que Bolivia planeaba realizara Estados Unidos desde puertos chilenos, país con quién Bolivia rompió relaciones en 1978 por diferencias derivadas de la guerra de 1879 en la que el país perdió su litoral a manos de su vecino. Poco a poco se fueron adhiriendo otros sectores, entre ellos los cocaleros que lidera el diputado indígena Evo Morales, rival del presidente. El país lleva varias semanas de violentos enfrentamientos que han dejado un saldo de 30 muertos y un centenar de heridos, según organizaciones de ayuda humanitaria. Ayer, los choques entre militares y manifestantes, que mantienen una huelga indefinida y cortes de carreteras, se recrudecieron en la capital del país, donde al menos una persona murió y una decena resultaron heridas. Desde la vecina y empobrecida ciudad de El Alto, a unos 20 kilómetros de La Paz, donde en la madrugada del domingo se produjeron los incidentes más virulentos, unas 500 personas, armadas con palos y piedras marcharon hasta la sede del Gobierno y fueron repelidas con gases lacrimógenos. El Ejecutivo ordenó suspender las actividades laborales ante la convocatoria de la huelga que paraliza el país a pesar del despliegue militar ordenado por las autoridades. En las principales ciudades de la nación suramericana se mantienen bloqueos de carreteras, el combustible falta en la capital y el Ejército intenta controlar a los manifestantes con medidas antidisturbios. Varias compañías aéreas han suspendido sus vuelos ante el cariz que están tomando las protestas. El líder del opositor Movimiento al Socialismo, Evo Morales, señaló a la cadena de televisión internacional CNN que acepta una salida constitucional al conflicto, que pasaría porque el vicepresidente Mesa se haga cargo del control del país, previa renuncia del gobernante Sánchez de Lozada.