Diario de León

La carta de Giscard se hace añicos

Los gobiernos rompen el consenso sobre la Constitución europea. Dieciséis países reclaman que en Bruselas haya un comisario por cada miembro y crece la revuelta capitaneada por España y Polonia

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Domingos Sampedro - corresponsal | bruselas
León

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El «amplio consenso» logrado por el ex presidente francés Giscard d'Estaing en torno al proyecto de Constitución Europea ha empezado a resquebrajarse. Y apenas han transcurrido cuatro meses desde que fuera considerado un gran éxito. Uno de los aspectos cruciales de este texto, el que alude a la composición de la futura Comisión Europea, acaba de ser duramente cuestionado por los Estados miembros hasta el punto de que ya existe una mayoría partidaria de que la Europa de los 25 disponga de un Ejecutivo «amplio», integrado al menos por 25 comisarios, uno por país, en vez de por los 15 propuestos por Giscard. La presidencia italiana de la UE no pudo más que rendirse ante la evidencia al recibir por escrito el resultado de las preguntas que le dirigió el pasado lunes en Luxemburgo a los ministros de Exteriores de la Unión. Dieciséis cancilleres, sobre un total de 25, reclaman un Ejecutivo que dé cabida a un comisario por país, y todos ellos con derecho a voto. El bloque de países que quiere revisar el texto de la Convención de Giscard está formado por los diez países que ingresarán en la UE el 1 de mayo del 2004 y por seis de los actuales miembros: Finlandia, Suecia, Dinamarca, Grecia, Irlanda y Austria. Su postura planta cara a la que abanderan el club de los «fundadores» -Francia, Alemania, Italia y el Benelux-, que al igual que Giscard quiere una Comisión reducida, de sólo 15 miembros. El eje franco-alemán, consciente del descontento que genera el borrador de la Convención, no descarta ceder a las presiones. El titular de Exteriores italiano, Franco Frattini, llegó a admitir que «hay que insistir en la eficiencia de la Comisión, pero también en la igualdad de los Estados miembros», palabras que pueden interpretarse como una concesión hacia los «pequeños» países. Ahora bien, para París y Berlín tiene un gran riesgo hablar de una Comisión Europea amplia, pues supondría volver a lo acordado en el Tratado de Niza, que ellos insisten en enterrar. Pero el no hacerlo, incrementaría la nómina de los «ultrajados», que a la primera de cambio podrían sumarse a la causa que abanderan España y Polonia. Ante tal descontento, podría crearse una Comisión que dé cabida a un comisario de cada Estado «pequeño» y a dos de cada uno de los «grandes», incluida España y Polonia, lo que permitiría pensar en un Ejecutivo de 31 comisarios para los que habría que buscar alguna ocupación.

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