Diario de León

Rusia: policías y ladrones

Los analistas barajan sólo una posibilidad: a Jodorkovsky le han quitado de en medio porque pretendía disputarle el poder a Putin en las próximas elecciones generales rusas

Putin visita una fábrica automovilística rusa

Putin visita una fábrica automovilística rusa

Publicado por
Miguel Murado - redacción
León

Creado:

Actualizado:

La manera en cómo está organizado el poder en Rusia recuerda al juego infantil de «policías y ladrones», incluso por el hecho de que, al jugarlo, es frecuente cambiar de bando. La distinción no es absoluta, y hay policías que no son particularmente honrados y empresarios que sí. Pero, en líneas generales, se puede decir que, en la última década, Rusia ha estado regida por una mezcla de alianza y rivalidad entre burócratas procedentes de los servicios secretos y empresarios procedentes de la burocracia. Ahora, la caída del magnate Jodorkovsky parece la señal de que el presidente Putin ha decidido hacer un reajuste en el equilibrio entre policías y ladrones. Ocurrió hace una semana y fue como en tiempos de la URSS, sólo que al revés: si entonces se mandaba a los presos a Siberia, a Mijail Jodorkovsky la policía fue a buscarlo precisamente a la gélida soledad siberiana para conducirlo a una prisión de Moscú. El multimillonario estaba repostando su avión particular en ese momento, lo que resulta bastante apropiado, porque es justo por el manejo que ha hecho del petróleo ruso por lo que ahora se encuentra en dificultades. Al hombre más rico de Rusia y octavo del mundo, se le acusa de estafa a gran escala y de evasión de impuestos. En particular, se investiga su gestión de Yukos, la mayor empresa petrolera rusa, de cuya privatización se benefició hace unos años. En algunos medios han puesto el grito en el cielo. Se habla de ataque a la democracia y la libertad de empresa y se agita el fantasma de la «reestatalización» de la nueva Rusia a manos de los siloviki, los antiguos compañeros de Putin en los servicios secretos. La suposición es que a Jodorkovsky le han quitado de en medio porque pretendía disputarle el poder a Putin en las próximas elecciones. Para dramatizarlo más se anuncia una inminente crisis económica en Rusia, similar a la que azotó el país en el año 1998. Poco que temer Las perspectivas agoreras no se están cumpliendo. Yukos recuperó el viernes buena parte de las pérdidas sufridas tras el encarcelamiento de su propietario y la UE ya ha dado su apoyo tácito a Putin, quien a su vez tranquilizó a los empresarios nombrando a un moderado, Medvedev, para sustituir al dimitido jefe del gabinete presidencial, Voloshin. Junto con el primer ministro Kasianov (quien también parece a punto de caer), Voloshin era el último resto de la camarilla de Yéltsin, amigo de los oligarcas como Jodorkovsky. Esta parte de la teoría, la de que los siloviki han ganado poder con respecto a los «liberales», sí parece, por tanto, confirmarse. No así, en cambio, la hipótesis de que Putin tema las ambiciones políticas de Jodorkovsky. Cierto que el magnate financia no ya uno sino dos partidos de oposición «liberal» a Putin, pero no se espera que ninguno de ellos llegue siquiera al 5% en las elecciones de diciembre. Con un 80% de apoyo popular, Putin tiene poco de temer. Si añadimos que un 88% de los rusos exige que se persiga a los mafiosos de la economía, la detención de Jodorkovsky, si acaso, mejora el cartel electoral del presidente. Es tan sólo la prensa occidental, influida por el modo en que se analiza Rusia desde Washington, la que presenta a Jodorkovsky casi como un héroe de la liberalización y hasta de la democracia. Putin, desde luego, no es Montesquieu, pero tampoco Jodorkovsky no es un defensor de las libertades, no siendo las que se ha tomado él en el río revuelto de la economía post-soviética. Un breve repaso: antiguo miembro de las juventudes del PCUS, Jodorkovsky se enriqueció a través de su banco Menatep, precisamente lavando dinero del KGB. Su compra de Yukos en 1995 por un precio ridículo aparece un poco empañada por el hecho de tres años antes hubiese dirigido el Ministerio de Energía y de que al año siguiente fuese uno de los siete banqueros que auparon a Yéltsin a la reelección. Tampoco dice mucho en su favor que al año siguiente, y en sospechosa contradicción con su propia prosperidad, su banco quebrase dejando en la miseria a centenares de miles de rusos mientras él salía indemne. Su gestión de Yukos no puede considerarse tampoco modélica: en 1999 se vendió a si mismo la mayor parte de las acciones mediante una estratagema, y en la actualidad, con sede en paraísos fiscales como Chipre, Gibraltar e Isla de Man, la titularidad de esta empresa es poco menos enmarañada que la del Prestige . En fin... A la sombra La popularidad de Jodorkovsky en medios occidentales, pues, podría deberse menos a su probidad y más a los buenos oficios de la firma norteamericana de relaciones públicas que contrató hace unos años, a los millones de dólares que ha donado a instituciones estatales de Estados Unidos, y a su Fundación «Open Russia», en la que tiene asiento el inquietante Henry Kissinger. Son los analistas de esta fundación los que estos días vemos desfilar por las cadenas globales como CNN y distribuir «informes» en los que Jodorkovsky aparece representado poco menos que como el Galileo Galilei de la Rusia moderna. Desde luego no lo es. Ni parece que el mundo, ni siquiera Rusia, vaya a dejar de girar en torno al sol porque él se encuentre ahora a la sombra.

tracking