El representante italiano en Irak dimite por la política de EE.UU.

Mientras miles de italianos honraban ayer a los diecinueve compatriotas muertos en el atentado del pasado miércoles contra los Carabinieri en Nasiriya, el representante italiano en la Autoridad Provisional en Irak, Marco Calamai, anunciaba su dimisión en protesta contra la política de la coalición dirigi-da por EE. UU. en ese país. «Estoy en profundo desacuerdo con la política de la coalición, tanto en el plano de la reconstrucción económica como por la transición democrática», explicó Calamai a la prensa. «La Autoridad provisional no funciona», lamentó. Calamai, designado por el Go-bierno para representar a Italia en la Autoridad dirigida por el estadounidense Paul Bremer, señaló que, en su opinión, sólo «un nuevo plan internacional», gestionado por la ONU y con una participación más importante de la Unión Europea, «puede mejorar la situación». «Los proyectos puestos en marcha no funcionan y los iraquíes están cada vez más furiosos, y este malestar social sólo puede alentar el terrorismo», añadió. Ayer no se produjo ninguna reacción del Gobierno de Silvio Berslusconi. No así por parte de la oposición. La actitud del funcionario fue apoyada por el diputado de El Olivo Marco Minniti, para quien la dimisión pone de manifiesto «cuestiones ineludibles que hay que responder si se desea afrontar de verdad la reconstrucción de Irak». En su opinión, la postura de Calami «debe hacer reflexionar, porque sus motivos son los de un diplomático sobre el terreno». Mientras en el Complesso del Vittoriano, un mastodóntico mausoleo en memoria al soldado desconocido en la Primera Guerra Mundial, miles de personas de toda edad y condición aguantaron en silencio hasta cuatro horas de fila para mostrar sus respetos a los diecisiete militares y los dos civiles italianos muertos el pasado miércoles en Irak. Silencio y flores Las frías escalinatas blancas se convirtieron en una extensa alfombra de flores. El punto más atronador de Roma, plagado de tráfico a todas horas, era un imponente lugar de recogimiento, dominado por un silencio irreal para semejante multitud. Desde la madrugada de ayer numerosas personas empezaron a concentrarse ante la entrada del Complesso para ser los primeros en rendir homenaje a las víctimas de Nasiriya. Tanto el presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, como el primer ministro, Silvio Berlusconi, acudieron al lugar para mostrar su respecto por los caídos en lo que ha sido el primer atentado de la historia contra un contingente italiano en misiones internacionales.