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El colaborador del primer ministro italiano utilizó dinero de Finninvest en los sobornos

El abogado de Berlusconi, condenado por corromper jueces con su empresa

La sentencia castiga al ex ministro Cesare Previti con cinco años de prisión

Publicado por
Íñigo Domínguez - roma
León

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La sentencia de un tribunal de Milán en el proceso SME, el más polémico de Italia al estar involucrado el primer ministro y actual presidente de turno de la UE, Silvio Berlusconi, deparó ayer un resultado ambivalente. Por un lado desinfló la tesis central del caso, al rechazar que fuera comprada la sentencia sobre la venta de la empresa pública SME, pero por otra parte certificó que Cesare Previti, abogado de Berlusconi, ministro en su primer gobierno y diputado de Forza Italia, corrompió al juez romano Renato Squillante con dinero de Fininvest, la compañía del magnate. Los detalles sólo se conocerán cuando se publique la argumentación de la sentencia. Por tanto, la condena de los tres principales acusados ha reducido las peticiones fiscales de 11 años de cárcel: la pena de Previti es de cinco años; cuatro para otro abogado, Attilio Pacifico, y ocho años para Squillante. Los otros cinco imputados han sido absueltos. Pero el gran protagonista del caso SME es el noveno imputado, el propio Berlusconi, que acusa al tribunal de Milán de perseguirle y ha hecho de todo por entorpecer el juicio. En el último momento ha logrado salvarse del proceso gracias a una ley de inmunidad. El magnate está acusado de ordenar el soborno, pero cuando pueda ser procesado el juicio deberá comenzar desde el principio y probablemente caerá en la prescripción. Al margen de las implicaciones políticas y morales que en Italia pocos se molestan ya en resaltar, la resolución de ayer no deja claro qué hubiera pasado si Berlusconi hubiera aceptado sentarse en el banquillo como los demás. La sentencia supuestamente comprada no ha sido tal, por lo que no habría una responsabilidad directa del actual primer ministro. No obstante, la condena se basa en un pago realizado por Previti, abogado de Fininvest, con dinero de la compañía del Cavaliere. La prueba decisiva es la famosa transferencia de 434.000 dólares en 1991 de la cuenta Ferrido de Fininvest a la Mercier de Previti y luego a la cuenta Rowena de Squillante.