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Shevardnadze se resiste a irse de Georgia tras peder el poder

Publicado por
Rafael M. Mañueco - moscú
León

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Después de una noche entera festejando la dimisión de Eduard Shevardnadze, los habitantes de Tiflis y los miles de georgianos llegados desde otras zonas del país regresaron ayer a sus casas, permitiendo así que la normalidad volviese a las calles de la capital. La presidenta interina de Georgia, Ninó Burdzhanadze, ha convocado para hoy mismo una sesión del antiguo Parlamento -no del elegido fraudulentamente en los comicios del pasado día 2- con el objetivo de fijar la fecha de las nuevas elecciones legislativas y presidenciales. Pese a las distintas especulaciones sobre el paradero de Shevardnadze, continúa todavía en su residencia de Krtsanisi, situada no muy lejos del centro de Tiflis. El domingo se llegó a asegurar que el ex presidente georgiano estaba en Alemania, cuyas autoridades declararon estar dispuestas a acogerle. «Mi patria es Georgia» En efecto, Alemania entera estaba preparada para recibirle y el portavoz del Gobierno alemán se atrevió incluso a darle la bienvenida por adelantado. Pero Eduard Shevardnadze, en su primer día como ex presidente de Georgia, tuvo un gesto digno para su país y un cálido mensaje de agradecimiento para el país que ofreció darle hospitalidad. «Aunque amo mucho a Alemania, mi patria es Georgia y estoy obligado a quedarme aquí», afirmó el político de 75 años. «No tengo intención de viajar a Alemania, aunque agradezco de todo corazón la invitación que se me hizo». añadió el político, que no se veía demacrado ni atemorizado. Las graves irregularidades cometidas fueron el origen de la protesta popular que acabó el domingo con once años de mandato presidencial de Shevardnadze. Nuevos temores Pero no todo en el horizonte es cielo despejado. La decisión del máximo dirigente de la república autónoma de Adzharia, Aslán Abashidze, consistente en mantener en su territorio el estado de excepción y sus fronteras con el resto del país cerradas, es un acontecimiento inquietante. Los líderes de las otras dos repúblicas autónomas georgianas, Abjasia y Osetia del Sur, independientes de facto tras sendas guerras que acabaron hace diez años, han puesto a sus hombres en estado de alerta ante el temor de que los recién llegados al poder en Tiflis envíen efectivos para someterlas a la autoridad central.

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