El pavo de Bush era de plástico
El presidente de Estados Unidos cogió el adorno del bufet para hacerse la foto en su viaje sorpresa a Irak para pasar dos horas del Día de Acción de Gracias junto a sus tropas
El viaje sorpresa a Irak del presidente George W. Bush para compartir con la tropa el pavo del Día de Acción de Gracias fue una brillante operación de imagen en la que el pavo en cuestión era sólo un objeto de decoración. El apetitoso pavo asado que Bush sostenía orgulloso mientras conversaba animadamente con los soldados que le rodeaban nunca fue consumido. El motivo: que era el adorno del bufet. Este asado de postal, hecho expresamente para la foto, fue preparado por un contratista al que se le pidió adornarlo con racimos de uva y otras guarniciones al estilo del famoso ilustrador Norman Rockwell, que evocan bonanza y seguridad. Ese pavo, aderezado con todas las guarniciones típicas de la mesa familiar de Acción de Gracias, fue, junto con los soldados, el decorado perfecto de la fotografía que dio la vuelta al mundo y sirvió a la Casa Blanca para demostrar la solidaridad de Bush con las tropas. El resto parece importar poco, incluso cuando el asunto del pavo es el segundo que la Casa Blanca se ve obligada a aclarar en relación con la visita relámpago de Bush a Bagdad que, al menos según sus asesores, tuvo algo de heroica. La Casa Blanca rectificó ayer el dato facilitado durante la visita de que el avión presidencial fue reconocido en pleno vuelo por un piloto de British Airways. La rectificación fue necesaria después de que la compañía aérea negara el relato hecho durante el viaje de regreso por el director de Comunicaciones de la Casa Blanca, Dan Bartlett, sobre el inesperado avistamiento del Air Force One por un piloto británico. Bartlett aseguró a los periodistas que acompañaron a Bush a la capital iraquí que el avión presidencial recibió una comunicación por radio de un comandante de British Airways en el que éste preguntaba «si se había cruzado con el Air Force One ». Tras un momento de duda, el piloto del avión presidencial contestó: «No, Gulfstream 5» (un avión mucho más pequeño que el fácilmente visible Boeing 747 del presidente). Desde el avión de British, supuestamente, se replicó: «Oh». Un portavoz de British Airways negó que esa conversación ocurriera, lo que llevó al portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, a aclarar que «la conversación fue entre el avión de British Airways y la torre de control de Londres». Sube la popularidad Pero ayer, en Estados Unidos, todos los comentarios giraban en torno al famoso pavo de plástico. La imagen que le ha valido al presidente cinco puntos en las encuestas se ha convertido ahora en un asunto de mofa. Según la National Annenberg Election Survey, que realizó la encuesta cuatro días después de Acción de Gracias, el índice de aprobación del presidente ha pasado de 56% a 61% en apenas un fin de semana festivo. El golpe de efecto no afecta sólo a su gestión al frente del país, sino a su imagen personal, donde el incremento es incluso mayor, siete puntos. El porcentaje de los que tienen una impresión favorable de él ha subido de 65% a 72%. Por partidos, el boom es de once puntos de subida entre los republicanos y nueve entre los demócratas. A pesar de ello, la mayor parte de los estadounidenses sigue sin aprobar su manejo político de Irak. En este renglón, la foto del pavo sólo ha servido para subir tres puntos, que es el margen de error de la encuesta, con lo que pasa del 44 al 47% dejando a la mayoría en el lado crítico cuando se trata de Irak. Habrá que ver qué piensan ahora del pavo de adorno.