Bush lanza el mayor ataque contra los talibanes en los dos años que sus tropas llevan en el país
EE.UU. admite que mató a 15 niños afganos al equivocarse en sus blancos
La matanza de civiles aumenta la tensión en un país en el que la guerra todavía no ha terminado
La muerte de quince niños a finales de la semana pasada en dos ataques de tropas de Estados Unidos en el este de Afganistán incrementa la tensión en un país en el que la violencia y la inseguridad han aumentado en los últimos meses. El teniente coronel Bryan Hilferty, portavoz de las tropas de EE.?UU. en Afganistán, reconoció ayer que seis niños más resultaron muertos en un asalto de sus soldados contra un supuesto campamento de rebeldes en el este de Afganistán, que se unen a otros nueve caídos cuando jugaban en la plaza de su pueblo al bombardear un avión estadounidense un poblado de una zona cercana. La muerte de los seis niños, según señaló, se produjo el viernes pasado cuando las fuerzas norteamericanas asaltaron un campamento, que suponían era un depósito de armas del señor de la guerra rebelde Mulá Jalani. Hilferty aseguró que, antes del ataque, «no teníamos noticias de que hubiera no combatientes en el lugar», pero que al día siguiente los soldados que entraron en el presunto campamento rebelde «encontraron los cuerpos de seis niños y dos adultos bajo las ruinas de un muro derrumbado». Según el portavoz estadounidense, Jalani no se encontraba en el lugar, pero los soldados detuvieron a otras nueve personas. En principio, tanto los militares como la Embajada de Estados Unidos en Afganistán afirmaron que el adulto muerto cerca de Ghazni era un «conocido terrorista», lo que los aldeanos negaron, y posteriormente los norteamericanos tuvieron que admitir que su «objetivo podría no estar en el lugar atacado». Desde hace unos días, cuatro batallones con 2.000 soldados toman parte en la operación Avalancha, la mayor de las emprendidas por EE.?UU. en los dos años que sus tropas llevan en Afganistán. «Si esta es la ayuda que vamos a recibir podemos prescindir de ella», dijo por teléfono desde Gardez un funcionario del Gobierno de Paktia que pidió que no se le identificara y que aseguró que la información con que cuentan los estadounidenses en sus operaciones «muchas veces es incompleta e interesada, procedente de personas que no son de confianza». El funcionario recalcó que «la indignación es general» con los estadounidenses en las provincias de Paktia y Ghazni, en el este de Afganistán, y «muchos creen que las muertes de estos niños no son casuales, sino un castigo premeditado en una zona donde los talibanes tuvieron un gran apoyo». El presidente afgano, Hamid Karzai, se mostró «conmocionado» por estas matanzas de civiles e instó a Bush a «coordinar mejor en el futuro sus operaciones con el Gobierno afgano para asegurarse de que no vuelven a suceder estos incidentes». El secretario general de la ONU, Kofi Annan, criticó este tipo de acciones, por las que se mostró «profundamente triste», y su portavoz, Fred Eckhard, dijo en Nueva York que «la lucha contra el terrorismo no se puede ganar a expensas de vidas inocentes».