González cuenta cómo puso firme a «Bush, el bueno»
Felipe González aprovechó ayer la presentación del libro del profesor Ángel Viñas En las garras del águila (Crítica), que repasa las relaciones España-EE.?UU. de 1945 a 1995, para arremeter contra el «vínculo de dependencia» de Aznar respecto a Bush, que calificó de «dramático error histórico». El ex presidente consideró: «Ese retroceso en la política exterior española lo vamos a pagar a un precio altísimo en nuestras relaciones con Europa, América Latina y el Mediterráneo». González comparó la relación de «vasallaje» de Franco con respeto a EE.?UU. -cuyo apoyo, manifestó, resultó vital, junto con el del Vaticano, para la supervivencia de la dictadura- con la que mantiene ahora el presidente del Gobierno con Washington. Ninguna deuda El ex mandatario, que dejó entrever que no se presentará como diputado pese a la petición de Zapatero, recordó con cierta nostalgia su época de gobierno y se recreó en sus encuentros y anécdotas con dirigentes norteamericanos. Así destacó que en 1982, a su llegada al poder, los militares españoles tenían prohibido el acceso a ciertas instalaciones de las bases de Estados Unidos, que eran «territorio no nacional». Por ello, tuvo que emplearse a fondo para cambiar la situación y que Washington entendiera que España, a diferencia de Francia, Alemania e Italia, que fueron liberadas del fascismo, no le debía nada. Al contrario, ya que su espaldarazo hizo que el régimen durará más. Ante su dureza negociadora, que los norteamericanos no entendían, el secretario de Estado de Reagan, George Shultz, llegó a decirle: «Si no nos quieren nos vamos». A lo que González, según dijo, le contestó que era una posibilidad a estudiar. González destacó la relación de confianza con «Bush, el bueno», como le llamó para diferenciarlo de su hijo. Pese a ello, tuvo que ponerle firme y exigirle que le pidiera permiso para que aterrizara un avión estadounidense que llevaba un comando antiterrorista. «Si me lo pides te lo voy a dar, pero pídemelo, mi país no es territorio conquistado», dijo que le dijo. Luego le permitió utilizar la logística española en la Guerra del Golfo, pero eso tuvo como contrapartida la organización de la Conferencia Arabe-Israelí.