Las elecciones en España y el Reino Unido impedirán pactos en el 2004
El eje París-Berlín culpa a España y a Polonia del «parón» en la UE
Chirac propone crear un club de «países pioneros» a Alemania y los fundadores de la Unión
Schroeder y Chirac responsabilizaron a España y Polonia del fracaso de la cumbre. El presidente francés achacó la debacle a las «diferencias de cultura» entre los países con «una larga experiencia de la UE» y los que «no tienen la misma visión». En esta línea, dijo que era una buena idea crear un «grupo de países pioneros», que vaya más lejos que el resto en ámbitos como defensa, justicia o economía. El belga Louis Michell también mantuvo mantener una posición tonitronante: «Ésto ha sido un fiasco colosal. La responsabilidad le atañe a Polonia y a España, que han puesto sus intereses nacionales por delante de los europeos». El canciller Schroeder era también de esa opinión. Olvidaba, por lo visto, lo que su país ha hecho con el Pacto de Estabilidad. El fantasma de la Europa a dos velocidades apareció pues de nuevo en la sede comunitaria. Francia y Alemania agitaron la amenaza velada de abrir un proceso de integración acelerada dentro de la Unión Europeas, con aquellos Estados miembros que quieran seguirles. Pero la idea, de momento, no convence a todos. Italia se desmarcó de la opción, que también fue criticada por el presidente del Parlamento Europeo, el irlandés Pat Cox. «Las dos velocidades no son del interés de Europa», dijo Silvio Berlusconi. Pero el primer paso podría ser la reunión de alto nivel que previsiblemente celebrarán en las próximas semanas Francia, Alemania, Bélgica, Holanda y Luxemburgo -todos los fundadores, menos Italia-, además de la República Checa y Hungría. En realidad, Polonia (quizás por inexperiencia), y el presidente de la República francesa, Jacques Chirac, fueron ayer los principales responsables de un fracaso estrepitoso de la Conferencia Intergubernamental para la reforma de los Tratados. España, que fue presentada como un país extremadamente intransigente en este debate, ofreció distintas alternativas para resolver el problema que más le inquietaba en el proyecto de Constitución, (la doble mayoría para las decisiones no unánimes en el Consejo), pero sus ideas no prosperaron. El reto de lograr un acuerdo sobre la Carta Magna pasa ahora a manos de Irlanda. Pero las elecciones legislativas de España en marzo y las de Reino Unido en otoño hacen muy difícil que se logre un consenso en el 2004.