«No sabemos si controlaba todo o si cazamos a un idiota en un agujero»

«Tenemos que determinar si lo controlaba todo o no. Así sabremos si le hemos cortado la cabeza a la serpiente o si simplemente hemos cazado a un idiota escondido en un agujero». Así describía la situación en la revista Time uno de los oficiales que dirige los interrogatorios contra Sadam Huseín. Tras dos días de muchas preguntas y pocas respuestas, la inteligencia norteamericana aún no sabe si el dictador dirigía a la resistencia iraquí o simplemente trataba de sobrevivir. Time adelantaba ayer las primeras declaraciones realizadas por Sadam en el lugar secreto donde el Pentágono le mantiene detenido. Según la publicación, no estaba siendo de gran ayuda a los norteamericanos puesto que sus respuestas eran evasivas y cargadas de retórica. «No está cooperando» aseguró un miembro del ejército que ha estado presente en los interrogatorios. Preguntado sobre el paradero del capitán Scott Speicher, un piloto que desapareció durante la Guerra del Golfo, Sadam se limitó a decir: «Nunca hemos hecho prisioneros. No sé lo que le ocurrió». En cuanto a las armas de destrucción masiva, Sadam reiteró que no las tenía. «No permitimos la inspección de las Naciones Unidas porque no queríamos que entraran en las áreas presidenciales y se entrometieran en nuestra intimidad» dijo Sadam. Lo que Sadam sí ha hecho ha sido admitir su identidad, no oponer resistencia a su traslado y permitir que se le efectuara un examen médico. Poco después de anunciar su captura, el general Sánchez, máximo responsable de la coalición en Irak, había asegurado que el dictador cooperaba y ayer por la mañana incluso se anunciaba que gracias a él y a los documentos que poseía, otros miembros del régimen iraquí habían sido capturados. Sin embargo, Donald Rumsfeld, secretario de Defensa, negó el mismo domingo la cooperatividad del dictador pero aseguró que estaba siendo tratado según la Convención de Ginebra que garantiza el trato humano de los prisioneros de guerra y prohibe la tortura. El ex presidente iraquí, sin embargo, podría verse sometido en los próximos meses a interrogatorios similares a los que se aplican a los presuntos terroristas de Al Qaida detenidos en Guantánamo, que incluyen hacerles pasar sueño, obligarles a sentarse en posiciones incómodas o negarles el acceso al cuarto de baño.