Sadam vuelve a la calle

El Ejército estadounidense desplegó ayer cientos de soldados respaldados por tanques en el centro de Tikrit (norte de Irak) en toda una demostración de fuerza, incluiso helicópetros, en ese bastión del derrocado presidente Sadam Huseín. No era para menos. «Había cierta actitud arrogante que se estaba propagando entre la población», declaró el teniente coronel Steven Russell. Las manifestaciones pro Sadam comenzaron el lunes en Tikrit, la ciudad natal del ex dictador y se extendieron durante la noche a otras zonas suníes, en particular en las conflictivas ciudades de Faluya y Ramadi, considerados feudos del antiguo régimen. Hubo cinco muertos: dos en Ramadi y tres en Faluya. Las tropas estadounidenses también se tuvieron que emplear a fondo en Bagdad, donde dispersaron a cientos de jóvenes que se manifestaron a favor de Sadam. Todo sucede muy rápidamente. Un grupo de jóvenes se concentra en una de las principales calles del barrio de Amariya, en las afueras de Bagdad, con fotografías de Sadam fotocopiadas en cuartillas tamaño folio, algunos comienzan a disparar al aire con fusiles Kalashnikov y en muy poco tiempo aparecen varios vehículos todoterreno estadounidenses. Después, dos carros de combate y unos minutos más tarde, un helicóptero sobrevolaba la zona, y los soldados visiblemente nerviosos. Uno de los vehículos carga unos altavoces con los que un traductor exhorta en árabe a los jóvenes concentrados a dispersar la manifestación. «Esta acción que lleváis a cabo es ilegal», repite desde el interior del todoterreno. «¿Es esto democracia?», afirma Sadmi mientras señala a los carros de combate y los vehículos blindados ante los manifestantes, unos cien en esta agrupación. Abajo con... Fadel a-Din Sadmi, de 29 años, hace ostentosamente el gesto de «abajo con», con el puño cerrado y el dedo pulgar que apunta al suelo, mientras pasa un carro de combate estadounidense. Uno de los soldados en el vehículole responde aún más gráficamente, también con el puño cerrado pero con el dedo medio levantado. «Todos queremos que vuelva Sadam. Irak no tendrá nunca a nadie como él», dice Sadmi. Sadmi no se atreve a afirmar que la persona que los soldados de Estados Unidos detuvieron el domingo no era Sadam Huseín, pero le gustaría que no lo fuera. «Hay gente que dice que Sadam les causó daños, pero la verdad es que si te comportabas correctamente no pasaba nada», afirma. Sadmi cree que los medios de comunicación intentan encubrir las manifestaciones a favor de Huseín. «¿Por qué los medios de comunicación, las televisiones no han venido aquí a cubrir esta manifestación? No quieren enseñar lo que pasa de verdad», dice. «¿Cómo puede Estados Unidos ocupar un país y arrestar a su presidente sin consultar a la población local?. Y además ahora (el presidente estadounidense George W.) Bush lo quiere juzgar», dice. Faras Taleb, de 24 años, es agente de policía. «Necesitamos que vuelva Sadam Husein, con él no había ni robos ni el caos en el que vivimos hoy», dice. «Los estadounidenses no permanecerán aquí para ejecutar a Sadam Husein, los habremos expulsado a la fuerza antes», dice. «Cuando vi esas tomas no pude contener las lágrimas, ha sido nuestro líder durante años», añade con una expresión congelada en su cara, a punto de comenzar a llorar de rabia o de tristeza. No es el único.