EE.UU. financia una televisión en árabe para lavar su mala imagen en Oriente Medio
La televisión, ese instrumento tan útil cuando se pone abiertamente al servicio de los gobiernos, es la nueva arma con la que Estados Unidos ha decidido invadir Oriente Medio. De los 87.000 millones de dólares que Bush aprobó para la reconstrucción iraquí, 62 millones se destinarán a la puesta en marcha de Al Hurra, cuya traducción sería La libre, una cádena de televisión en lengua árabe que comenzará a emitir desde Washington en enero y con la que los norteamericanos quieren contrarrestrar los efectos de la popular Al Jazeera. Se trata del proyecto propagandístico más ambicioso del Gobierno estadounidense desde que en 1942 arrancara la radio Voice of América, y supone un paso más en el intento de mejorar la depauperada imagen que Estados Unidos se ha ganado en Oriente Medio desde el 11-S a golpe de invasiones militares y deportaciones indiscriminadas. Esfuerzo en busca de éxito Los esfuerzos norteamericanos por introducir su propia visión del mundo en los países árabes y musulmanes comenzaron con la creación en el 2002 de Radio Sawa, donde la música pop occidental se mezcla con la árabe. Cuando nació, muchos críticos dijeron que estaba destinada a fracasar. Sin embargo ya tiene una audiencia de 15 millones de oyentes en Oriente Medio. Por eso los impulsores de Al Hurra confían en que su televisión tambien triunfe. Según Bert Kleinman, presidente del canal, la idea ha tenido buena acogida en países como Egipto y Bahrain pero también admitía ayer en The New York Times que según algunos «es imposible que una televisión norteamericana pudiera ser justa y equilibrada». En ese sentido también se expresó Edward Djerejian, director del James A. Baker III Public Policy Institute. «Somos escépticos, dificilmente podrá superar la barrera de la credibilidad al tratarse de una televisión impulsada desde el Gobierno». La cadena estará dirigida por el libanés Mouafac Harb, ex corresponsal en Washington del diario Al Haya t, que trabajará al mando de 200 periodistas con los que montará corresponsalías primero en Irak y después en otros países árabes. El mayor reto será competir con Al Jazeera.